El nuevo Fernando Alonso de Indianápolis

José Luis Abadín

DEPORTES

STEVE C. MITCHELL | Efe

Para las 500 millas debe empaparse de algunas claves de la velocísima Indy, la antítesis de la fórmula 1

08 may 2017 . Actualizado a las 15:18 h.

¡Velocidad! Eso es la Indy. Un desafío de picos cercanos a los 400 kilómetros por hora, rozando los muros durante aproximadamente 3 horas y rodeado de otros 32 coches casi tocándose y aprovechando los rebufos para ir más deprisa. Más o menos, grosso modo, eso son las 500 millas de Indianápolis. Un óvalo (más bien rectángulo) con cuatro curvas a una velocidad altísima.

En comparación con la fórmula 1, estaríamos hablando de un concepto totalmente diferente. De la búsqueda incesante de la mejor eficiencia aerodinámica y de generar más downforce, pasamos a una aerodinámica mínima donde se busca el mínimo apoyo en curva para que no penalice en la recta. De crear un monoplaza desde cero cada escudería y de gastar millones en motores híbridos híper complejos, pasamos a monoplazas cliente fabricados por Dallara y motores biturbo más sencillos de Honda y Chevrolet. De una estrategia basada en las paradas en boxes y de una obsesión de tenerlo todo bajo control, pasamos a una estrategia basada en los rebufos y de intentar llegar a las últimas vueltas en disposición de estar en cabeza para disputar la victoria, y de una incertidumbre mayor.

Sin margen de error

En definitiva, la Indy es adrenalina pura. Rodar a centímetros de tus rivales y de los muros a medias superiores a 350 kilómetros por hora durante tanto tiempo hace que el más mínimo error acabe en un accidente. Y aunque los muros del circuito son mucho más seguros que antaño, sigue siendo una velocidad muy elevada.

Estos días Fernando Alonso ha logrado centrar todas las miradas en el mundo del motor, algo que ante todo ayuda a aumentar el interés en nuestro deporte y hacer ver al ciudadano de a pie, que no todo es fórmula 1. Es un acierto genial a nivel mediático y comercial.

A nivel deportivo, es un desafío nuevo y fresco ante una temporada decepcionante con McLaren, estando Fernando en su mejor momento. Una disciplina que, aunque similar, tiene muchas diferencias y trucos. En estas semanas de pruebas podrá ir puliendo todos esos detalles para que el 28 de mayo pueda ser competitivo y emular a los pilotos de fórmula 1 de los años 60 como Graham Hill, que vencieron y lograron la triple corona (Gran Premio de Mónaco, Indy 500 y 24 horas de Le Mans). Y estoy convencido de que tendrá sus opciones.

Para este nuevo reto, Alonso debe adaptarse a las peculiaridades de la nueva competición. De entrada, tiene que adaptarse a que todas las curvas sean de izquierdas. También deberá explotar la sensibilidad que tiene en sus manos y que en la fórmula 1 se ve más encorsetada por el formato de competición.

Pero el piloto asturiano no necesita una revolución de cara a Indianápolis, tampoco físicamente, puesto que las nuevas normas de la fórmula 1 han hecho que los pilotos tuvieran que hacer una pretemporada muy dura, así que no debería de haber problemas en ese sentido.