Óscar Carrera y Rodrigo Germade, preparándose para el cambio

Xosé Ramón Castro
X. R. Castro VIGO / LA VOZ

DEPORTES

Antonio Cortés

Los dos piragüistas, uno de ellos diploma olímpico en el k-4 1.000 m en Río, asumen que la distancia quedará reducida a 500 m en Tokio

02 ene 2017 . Actualizado a las 13:00 h.

«La prueba reina del piragüismo parece que ya no es tan reina». La frase de Rodrigo Germade resume mejor que nada el cambio que viene en camino. Después de volver a unos Juegos Olímpicos y conseguir un diploma, el K-4 1.000 español con dos gallegos en el barco asume un cambio que viene en camino y que salvo sorpresa mayúscula se hará oficial en este mes de enero cuando la federación internacional anuncie que la nueva distancia olímpica para los k-4 son los 500 metros, cambiando resistencia y vistosidad por explosividad.

Por el momento no es oficial, pero todos lo tienen interiorizado. Óscar Carrera, el otro gallego del barco, considera que «es una faena, el K-4 1.000 era por tradición la prueba reina del piragüismo, quizás la más vistosa de todas y ahora parece que van a prescindir de ella». Los dos no acaban de entender el cambio que viene en camino y desconocen los motivos. «Parece que la gente que nos dirige tiene muy poca visión, pero si ellos lo determinan nosotros poco podemos hacer. De ser así hay que acatarlo, no queda otra», asume Rodrigo.

Es precisamente el cangués quien mejor lo tiene para subirse al nuevo barco, por su explosividad. «Pienso que a Rodrigo le puede ir bien la nueva distancia, es muy explosivo», comenta Óscar, su compañero de fatigas en los últimos años. Pero del tudense piensa lo mismo Germade: «Él también es rápido, no veo que la distancia le vaya mal, pienso que podemos estar ahí los dos». Se apoyan no solo desde la amistad, sino desde el conocimiento en el agua, no en vano, al margen del quinto puesto en los Juegos Olímpicos, cerraron el año 2016 ganando el campeonato de España de k-2 500 formando tándem y repitieron éxito en la Copa 1.000.

Pretemporada

Esta indefinición ha provocado que el principio de temporada se haya convertido en un «popurrí» -dice Carrera- a la espera de noticias concretas. Hasta la fecha se han centrado más en aspectos individuales cogiendo cada uno su nivel poco a poco y desde finales de enero será el momento de afinar. Por el momento, el 2017 recién iniciado se presenta como un año de transición. «Por el momento se van a mantener las dos distancias y habrá que ir compaginando», comenta Óscar Carrera. Será un año con Mundial y Europeo de por medio, lo que de entrada aumenta la exigencia aunque se trate del primer curso del ciclo olímpico.

Hay que tener en cuenta, además, que el cambio de distancia supondría un ajuste en la hoja de ruta del entrenamiento. «Cambiaría la manera de entrenar porque habría que amoldar nuestro ritmo a ese tipo de distancia. Es un ritmo más exigente, más rápido y más explosivo, que requiere más potencia física aunque tampoco la variación va a ser muy grande», explica Rodrigo. «Más potencia y menos resistencia», resume Óscar.

Rodrigo y Óscar saben que si se confirma el k-4 500 la competencia aumentará. «Si antes había piñas por entrar en el barco ahora habrá todavía más», argumenta Carrera, mientras Rodrigo avisa que «hay mucha gente joven apretando por detrás, que está muy bien y viene apuntando maneras». De hecho, Marcus Cooper o Saúl Craviotto, medallistas en Río, por ejemplo, podrían entrar de lleno en el proyecto. Pero más allá de la pugna los dos tienen claro que se trata de una carrera de fondo en donde hay que estar bien del primer al último día y en donde lo esencial es clasificar el barco y luego defender la plaza dentro de él.

Sin descartar otros proyectos por si falla la puesta. En este sentido Carrera parece más previsor: «Mi plan B podría ser el K-2 1.000 metros». Rodrigo no va tan allá: «Ahora mismo no tengo ni plan A ni plan B, estoy viendo en dónde me puedo meter pero tampoco descarto el K-2».