«Siempre me verás con una sonrisa»

DEPORTES

Alessandra Aguilar, la mejor atleta gallega de larga distancia repasa, con buen humor, su intensa trayectoria

19 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que va usted a leer no es una entrevista. Es un milagro. O una entrevista de milagro. Porque Alessandra Aguilar (Lugo, 1978), residente en Madrid, es de esas personas desprendidas no solo con la gente sino también con su móvil. Su intensa agenda de trabajo y entrenamientos la ha convertido en una rara avis de nuestros días que viven ajenas al teléfono. Finalmente, conseguida la comunicación, Alessandra responde de forma locuaz y con mucha carcajada. Sí, no es fácil dar con ella pero durante la conversación uno se da cuenta de que ha valido la pena insistir.

-Llega la Navidad. ¿Hay menú especial en casa por su culpa?

-Que yo sepa no, yo siempre como de todo, nunca han hecho un menú especial por mí.

-Su padre Daniel también fue una figura destacada del atletismo. De raza le viene al galgo.

-Si no hubiera sido por mis padres creo que ni mi hermano Eldo ni yo nos habríamos dedicado al atletismo. Ellos nos inculcaron el amor por este deporte.

-La vestimenta y el calzado deportivo han evolucionado mucho desde los tiempos de Daniel Aguilar. ¿Imagina salir a competir con las zapatillas de su progenitor?

-Es que no sé ni como eran [ríe]. Bueno, han mejorado mucho las zapatillas pero creo que los modelos que uso yo son los de toda la vida, creo que la base es la misma, pero de verdad que no sé con qué zapatillas corría mi padre. Pero he visto zapatillas antiguas en museos y las nuevas se basan totalmente en aquellas, creo que eran buenas también, habría que probarlas.

-¿Qué talla usa usted?

-Yo un 39 pero mi padre mucho más, no me las podría poner [ríe].

-En su blog exhibe un especial cariño al cros de Sudáfrica en 1995. Eso me recuerda a la selección de fútbol, cuando ganó su Mundial allí entre vuvuzelas. ¿Le gusta el fútbol?

-No. Ni veo ni me gusta ni . No me gusta, en mi casa no se ve, ni mi marido lo ve... hombre, a lo mejor, una final de la Champions con el Atlético de Madrid estamos pendientes. Si ganan bien y si pierden... también.

-Revise sus mensajes y correos, ¿con qué otros atletas mantiene un contacto habitual?

-Pues, a ver... con Javier Guerra, con mis compis de grupo, Irene Sánchez Escribano, Mariajo Pérez, con muchos más.

-Una leyenda urbana dice que hay una foto en algún sitio en la que aparece Alessandra Aguilar sin sonreír.

-[Risas] Puede ser, pero seguro que sí, alguna habrá.

-Es que siempre sonríe. Igual tiene que algo que ver que la patrocina una clínica dental.

-[Más risas] A ver, no, lo que pasa es que sonrío porque me gusta lo que hago, yo soy feliz corriendo y soy muy afortunada por hacer lo que me gusta. Por eso siempre me vas a ver con una sonrisa, porque valoro mucho el poder ponerme en línea de salida, porque no es fácil. Creo que viene por ahí la cosa.

-¿También sonrió al día siguiente de lo de Río de Janeiro [se desplomó en el kilómetro 27 del maratón]?

-Ahí no salieron las cosas como me esperaba, pero estaba en unos Juegos Olímpicos.

-¿Cuánto tiempo pasa desde que se cae hasta que vuelve en sí?

-Pues no tengo ni idea, igual te digo que fue nada y a lo mejor fue más tiempo, no le pregunté a nadie. Para mí fue poco, pero no lo sé.

-Un maratón, más de 42 kilómetros. En algún momento les tienen que entrar ganas de «vaciarse»... ¿cómo se gestiona?

-Malo si te pasa. Pero en el circuito hay baños si necesitas parar. A mí me pasó una vez y luego te cuesta recuperar. Bebemos muchas sales, el estómago es un músculo y como tengas el día torcido lo puedes pasar muy mal.

-Le planteo una hipótesis: colocan el maratón de Nueva York el mismo día que el San Froilán. ¿Qué hacemos?

-Me voy a Nueva York, sin lugar a dudas. Llevo muchos sanfroilanes en mi vida, y los maratones de Nueva York no tantos, es una prueba muy especial, y San Froilán siempre va a estar ahí. Igual alguno se cabrea por lo que digo pero no se puede comparar.

-La próxima entrevista se la haré en inglés. ¿Qué academia me recomienda?

-La del British, a la que yo fui.

-Pensé que me diría la de Alessandra Aguilar.

-Es que lo mío no es una academia [ríe]. Ahora tengo siete alumnos de entre cuatro y diez años, muy buenos.