El pasillo de honor para Bragado

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois GALICIA-RÍO VÍA LISBOA

DEPORTES

13 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocos reconocimientos resultan emotivos que los de los propios compañeros. Y a Chuso García Bragado, el inmortal marchador de las siete participaciones en los Juegos Olímpicos, Río 2016 ya le regaló uno de los momentos más cariñosos de su despedida. A su llegada al comedor de la Villa, en su primera noche en Río, le esperaba un pasillo de un centenar de deportistas, reunidos para aplaudirle. Sin más parafernalia que mostrarle su respeto por una trayectoria ejemplar. Desde entonces el vídeo voló por las redes.

La idea nació de los fisioterapeutas de la Federación Española de Atletismo. De los magos de las manos que convierten las camillas en pequeños confesionarios de las dudas y los miedos de los deportistas. Algo había que hacer con Bragado en Río. Diferente, sencillo y sentido. Los mensajes pasaron de móvil en móvil. Se enteraron las guerreras del balonmano, el equipo de hockey, los nadadores de waterpolo... Y si había algún atleta despistado, alguien se encargó de susurrarle el secreto que se estaba preparando durante la reunión técnica que tuvo todo el equipo, poco antes de la cena, para preparar el estreno en competición. Mientras todos se iban al comedor, el vigués Santi Pérez, responsable español de marcha, se encargó de entretener al abuelo de la delegación, al marchador que vivió sus primeros Juegos en Barcelona 92, cuando el mundo era otro diferente.

El barullo del comedor, la sensación de que algo tramaban los españoles, terminó por unir al homenaje a deportistas de otros países, asombrados por la vigencia de un marchador durante siete Juegos

Y empezó el pasillo a Bragado, que encaja el reconocimiento con una sabia espontaneidad, como un tipo de otro tiempo, sin grabar la imagen con el teléfono, sin postureos, sin gestos de exagerado agradecimiento hacia las personas que allí le esperaban sin en realidad conocerle. Unas risas, unos abrazos a los deportistas con los que más trato mantiene y un rostro de infinita felicidad.

Todo lo que llegue el viernes en la prueba de los 50 kilómetros marcha, como le sucede desde hace tanto tiempo, a sus 46 años, será un premio.

Enhorabuena, maestro.