Por qué nos enamora Steph Curry

M. Piñeiro LA VOZ / REDACCIÓN

DEPORTES

EZRA SHAW | Afp

La estrella de los Warriors y MVP de la NBA condujo a su equipo al anillo con un estilo que llena el ojo del aficionado

18 jun 2015 . Actualizado a las 01:48 h.

La NBA tiene un nuevo rey. Los Warriors conquistaron el anillo la pasada madrugada al vencer en el sexto partido a los Cleveland Cavaliers. El MVP de las finales ha sido el inesperado Andre Iguodala, un secundario de lujo que de repente se convirtió en decisivo gracias a un giro de los aconecimientos pergeñado por Steve Kerr. Pero el que llena el ojo del aficionado es Steph Curry, designado el mejor jugador de la temporada regular, autor de 26 puntos de promedio ante el equipo de LeBron, una máquina de generar vídeos de highlights como ningún otro (y sin mates). Curry llena el ojo del aficionado que se sienta a ver un partido sin implicación por ninguno de los equipos, un estilo atractivo y ahora validado por el mayor éxito que se puede lograr en el baloncesto mundial.

Una habilidad sin parangón

Lo primero que llama la atención del juego de Steph Curry es su tremenda habilidad con el balón. El base de los Warriors maneja la pelota naranja como una extensión de sus dedos. Es habitual que le filmen en las sesiones de entrenamiento previas a los partidos haciendo miles de repeticiones de bote con ambas manos y con dos balones, entrecruzándolos de tal forma que parece el ejercicio de un trilero. Lo de Curry no es sólo una cuestión de talento natural, es también la muestra de un trabajo obsesivo por pulir el dribbling más fluido y letal, capaz de dejar sentado al pegadizo Dellavedova saliendo en parado, de romper con un crossover improbable sobre la línea de fondo los tobillos del mejor defensor en la posición de base de la NBA (Chris Paul) o de colarse entre todo el quinteto de los Clippers antes de enchufar el triple más loco de la temporada:

Cómo entran sus tiros

Curry es probablemente el mejor tirador de la NBA. Ha anotado la mayor cantidad de triples de la historia de los play offs (casi 100, por los 58 que tenía como récord Reggie Miller). Lideró la temporada en su porcentaje de tiros libres (más del 90 %). Pero hay dos aspectos epatantes en su manera de tirar. Primero: casi todos sus lanzamientos son punteados, tras bote o un dribbling entre las piernas, o con un jugador de más de 2.30 metros de envergadura cayéndole encima. Segundo y casi más increíble: muchos de sus tiros condicionados por todo lo anterior entran totalmente limpios. Sólo tocan la red, tras una parábola perfecta trazada en una mecánica de tiro vertiginosa:

La efectividad del tiro de Curry sólo puede competir con lo estético de la gran mayoría de sus lanzamientos. Incluso esa mecánica y el efecto hipnótico de su parábola y la limpieza con la que atraviesa el aro tiene una explicación que raya en la leyenda, aquella que atribuye su puntería exagerada al aro que tenía montado en casa de su abuelo y que exigía máximo acierto para no tener que salir corriendo cuesta abajo a por la pelota. En el máximo nivel del baloncesto mundial, los play offs de la NBA, Curry llegó al paroxismo de anotar 14 de 18 triples desde la esquina izquierda del campo, un porcentaje que desafía los límites del aburrimiento ante la certeza de lo que va a suceder cuando ves a Curry armar el brazo.

El pasador más creativo

Steph Curry no es sólo un anotador. Es también un pasador creativo al nivel del último gran base asistente de la NBA, un Steve Nash con el que se le compara constantemente por su imaginación y su tiro certero. Como el canadiense, Curry ya es MVP y ahora supera al ya retirado base con un anillo en su palmarés, como dijo el asistente Alvin Gentry (ex de los Suns y exentrenador de Nash) haciendo honor al sistema de juego que encumbró a Nash. Curry ha promediado casi 8 asistencias en apenas 32 minutos de juego en la temporada regular, alguna menos en los play offs. Pero como muestra de su capacidad de ver al compañero desmarcado, el botón del último partido de la final. Cuando los Cavaliers decidieron hacer trap en cuanto recibiese el balón, Curry desmontó la defensa de Cleveland repartiendo el juego siempre al lado débil, para un total de 8 asistencias decisivas, sobre todo en el tramo en el que los Warriors rompieron el partido.

El liderazgo silencioso

Curry no hace ostentación de su nivel, ni siquiera en el mejor año de su carrera. Sí se le ha visto celebrar por todo lo alto tiros, momentos del juego decisivo o, sobre todo, una de esas espectaculares rachas de tiro en las que parece un personaje de un videojuego arcade poco realista. No hubo malos gestos cuando Andre Iguodala fue designado MVP de las finales, ni cuando Klay Thompson ascendió a condición de estrella bajo el epígrafe de los Splash Brothers. Cuesta ver a Curry pronunciando la misma frase que LeBron James antes del decisivo sexto partido.

Su hija Riley

Desde el punto de vista europeo, que un gran protagonista deportivo se lleve a su hija pequeña a la sala de prensa para contestar a las preguntas trascendentes que siguen a cada partido puede sonar un poco marciano. Pero es imposible no querer a Riley Curry, la hija de Steph, que conquistó incluso a aquellos periodistas que vieron cómo su pregunta se iba al limbo mientras la estrella de los Warriors intentaba aplacar la energía de la pequeña de tres años.