El triatleta se proclamó tetracampeón y la futbolista entró entre las finalistas al Balón de Oro
28 dic 2014 . Actualizado a las 13:51 h.Dos triunfadores, dos deportistas cuyo currículo huele a éxito y que en el 2014 superaron todas las expectativas. Para la redacción de deportes de La Voz, este ha sido el año de Javier Gómez Noya (Basilea, 1983) y Vero Boquete (Santiago, 1987), los mejores deportistas gallegos en el curso que está a punto de clausurarse.
Era complejo superar el 2013. Después de protagonizar junto al británico Jonathan Brownlee el final más emocionante en la historia del triatlón, el que le reportó su tercer mundial, Gómez Noya encaraba un año a medio camino entre Londres y Río. Un período de transición donde demostró que él no entiende de descansos ni de planificaciones a largo plazo. El mensaje que se ha convertido en el motor de sus articulaciones es ganar, ganar y volver a ganar. Y, por eso, mientras sus principales rivales todavía trataban de desperezarse, de afinar el cuerpo tras el parón invernal, el ferrolano arrancó la nueva temporada con la misma voracidad y confianza con la que desde que era un adolescente vive instalado en la élite. Arrasó en abril en el estreno de las Series Mundiales. Venció con una contundencia que recordó a aquella época en la que prácticamente no había un contrincante que le soplase en la nuca. En Auckland y Sudáfrica entró en la meta en solitario, después de ejecutar un demoledor cambio de ritmo en el 10.000 definitivo.
Ya en mayo, encarriló su cuarto mundial gracias a otro triunfo en Yokohama. Luego aflojó en Londres sobre distancia esprint y firmó el cuarto triunfo del 2014 en Chicago bajo un calor insoportable, precisamente unas condiciones que siempre fueron un lastre para el deportista gallego. Tras unas pruebas discretas, en las que además padeció una enfermedad estomacal, supo mantener la calma en la Gran Final de Edmonton, donde el tercer puesto lo elevó a la categoría de leyenda.
Solo el británico Simon Lessing tiene los mismos títulos mundiales que Gómez Noya, pero al triatleta afincado en Pontevedra todavía le queda cuerda para rato y ganas de explorar límites. De hecho, el colofón a la campaña lo puso tan solo siete días más tarde en Mont-Tremblant, donde subió al primer peldaño del podio en el Mundial de Medio Ironman (1,9 kilómetros a nado, 90 en bicicleta y 21,1 finales a pie). Una hazaña al alcance de los elegidos, de los nombres que escriben con mayúsculas la historia del deporte.
En la cúspide
Para Vero Boquete el 2014 significa el año más dulce de su brillante carrera deportiva. Disputó con el Tyresö sueco la final de la Champions en Lisboa. Anotó un gol durante aquel encuentro en el corazón de Portugal y llegó a acariciar el prestigioso título continental cuando a 22 minutos de que el árbitro señalase la conclusión su equipo ganaba al Wolfsburgo por 3-2, pero las alemanas se rehicieron en un último tramo descomunal y la gallega tuvo que conformarse con el subcampeonato.
Sin embargo, endulzó en septiembre el trago amargo que sufrió en uno de los mayores escaparates para el fútbol femenino. España, con Vero Boquete como capitana, disfrutaba de la oportunidad de clasificarse por primera vez para un Mundial. El rival, Rumanía. Y la selección no decepcionó. Las jugadoras entrenadas por Ignacio Quereda derrotaron por 0-2 a las rumanas y se ganaron el pasaporte para disputar la cita internacional el año que viene en Canadá. Otra muesca en la trayectoria de una deportista que ejemplariza como pocas el espíritu de superación.
Todos estos éxitos colectivos donde tuvo un papel determinante, le valieron la nominación al premio individual más prestigioso en el mundo del fútbol, el Balón de Oro. La gallega se convertía así en la primera española que conseguía figurar entre las diez finalistas al galardón que reconoce a los gigantes sobre el césped. «Me hace una ilusión especial, porque este reconocimiento significa que el trabajo que hago va por el camino correcto», comenta la futbolista cuando se le cuestiona sobre la importancia de esta distinción. Vero Boquete se quedó fuera de la terna de la que saldrá la mejor jugadora del mundo de la pasada temporada, pero volvió a derribar una frontera en el deporte femenino.
La santiaguesa es una de las jugadoras que se ha posicionado claramente en contra de que el próximo Mundial se juegue en campos de hierba artificial. «Es totalmente discriminatorio, queremos dar como los hombres el mejor espectáculo posible». Palabra de pionera.