Los españoles, de la excelencia de Jiménez a las dudas de García
12 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.La liturgia de Augusta premia casi a partes iguales la resignación para digerir dificultades, la experiencia para interpretar un campo lleno de secretos y la pasión para aprovechar los momentos de inspiración. El Masters arrancó el jueves con el Amen Corner prolongando su leyenda como un rincón endiablado. Tiros aparentemente sencillos como el del 12, un golpe de 140 metros, convertidos en un desafío para los nervios y la intuición por el viento arremolinado. Toda esa presión la gestionaron de distinta forma los cuatro españoles. Al cierre de esta edición, consumida parte de la segunda jornada, lideraba el primer grande de la temporada Bubba Watson, con un hoyo por disputar (-8 en total), seguido por Bill Haas (-4) y un grupo de jugadores empatados en la tercera plaza (-3): Thomas Bjorn, Kevin Stadler, Jimmy Walker, K. J. Choi y Jonas Blixt, el sueco al que entrena el coruñés Jorge Parada.
Cumplidos los 50 años, Jiménez vive el Masters como una fiesta. Se lleva a sus amigos y se permite anunciar que la semana próxima pasará del paraíso del Masters a jugar el circuito de veteranos, el Champions Tour. Y mientras se enfrenta a «Angustias» -como le gusta definir el campo- enlaza cuatro birdies en sus nueve primeros hoyos, hasta acabar el jueves con -1, entonces duodécimo.
Jiménez conecta con el público por su carisma, su guasa, su estampa regordeta y su puro... Y Chema Olazábal, leyenda en Augusta por sus títulos de 1994 y 1999, un enamorado de la historia de su deporte, acaba sacando su talento para firmar tres sobre el par el jueves. Los mismos golpes de la primera jornada de Sergio García, sexto jugador del mundo, repleto de confianza en los días previos al Masters, pero de nuevo devorado por el escenario: correcto de tee a green, le condenó su juego vulgar con el putt. Igual el jueves que el viernes.
Concluidos los recorridos de ayer de Olazábal y García, totalizaban +4 y +3, respectivamente, lejos de los mejores.
El inglés Nick Faldo arrastra fama de tipo difícil, de los que no derrochan simpatía. Ganador de seis grandes, desde el 2006 no juega en Augusta. El jueves, instalado en una de las torres de televisión junto al green del 18, sus gritos molestaron al cuarto español en liza, Gonzalo Fernández-Castaño, justo cuando iba a patear. «No sé si es que no me ha visto o si es tonto del culo, que es lo que muchos pensamos», se quejó el madrileño en declaraciones a Canal +. Ayer mejoró y totalizaba el par tras acabar su segunda vuelta.
Un sueco, con conexión gallega, anima el Masters en su primera presencia en Augusta, algo dificilísimo. Jonas Blixt, al que entrena el coruñés Jorge Parada, llegó a ser líder provisional al poco de empezar el primer grande del año y ayer, al cierre de esta edición, era tercero.