El caso Marta, otro borrón para España

Antón Bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

La atleta palentina, durante una prueba en Madrid.
La atleta palentina, durante una prueba en Madrid. Benito Ordóñez< / span>

Las autoridades nacionales llevan casi once meses sin resolver el expediente por dopaje de la atleta

27 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Ayer le tocaba comparecer a Marta Domínguez -o a su abogado, que fue quien finalmente acudió- en la Federación Española de Atletismo para continuar con el expediente abierto por la federación internacional (IAAF) en relación a resultados anómalos en su pasaporte biológico durante el 2009, cuando se proclamó campeona del mundo 3.000 obstáculos. El organismo solicita dos años de suspensión, pero es la federación nacional la encargada de emitir la sanción. El documento relativo a la también senadora del PP aterrizó en España en abril del año pasado, es decir, lleva casi 11 meses estancado en Madrid sin que hayan trascendido grandes avances al respecto.

Los más notables en vez de avances parecieron retrocesos. Semejaban maniobras descendientes del viejo truco de pasarse la bola de un lado a otro para que el interesado, o bien caiga en el olvido, o bien termine bajando los brazos. En este sentido, primero la Federación Española se lo remitió al Consejo Superior de Deportes (CSD) y posteriormente el CSD se lo devolvió a la federación. Por el camino, el presidente de la Federación Española, José María Odriozola, aventuró la inocencia de Domínguez (nada nuevo, algo incluso más feroz había sucedido con el ciclista Alberto Contador).

Pero la IAAF, inmersa en una batalla global contra el dopaje, en la que ha comenzado a analizar muestras de controles del pasado con los modernos métodos de detección, no tiene pinta de que vaya a aflojar en este asunto e incluso se le empieza a agotar la paciencia con España. No entiende la lentitud con la que se aborda este tema en un país que ha pasado de contemplativo con el dopaje a presumirde vanguardista en la persecución de los tramposos.

Pocos días después de que la candidatura de Madrid a ser sede de los Juegos del 2020 fracasase en Buenos Aires, el presidente del Comité Olímpico Español (COE) Alejandro Blanco explicaba en una entrevista concedida a La Voz que su respuesta acerca de la operación Puerto -una de las más controvertidas y en la que trató de narrar el esfuerzo normativo que había realizado el Gobierno en los últimos años para adecuarse a los máximos requisitos planteados por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA)- era terriblemente complicada de responder por un motivo: la realidad es que todo lo relativo a ese proceso era un desastre visto desde el prisma deportivo e imposible de explicar para los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI). «Incidir en las bolsas de sangre habría sido una equivocación», se defendía Blanco. Pero dibujaba un trazo de esperanza hacia el futuro. Vislumbraba un cambio de tercio. El caso de Marta Domínguez, sin embargo, se encarga de recordarle al mundo que España sigue siendo España.

Paradójicamente, a escasos metros de donde ayer se trataba el expediente de la palentina, la Agencia Estatal Antidopaje inauguraba congreso con una mesa redonda elocuente: «¿Por qué en España no hay deportistas arrepentidos?».