Un campeón del mundo para la revelación de la Tercera

Xosé Ramón Castro
X. R. Castro VIGO / LA VOZ

DEPORTES

Pablo Couñago ficha por el Choco, el club de su localidad

23 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Pablo González Cougaño (Redondela, 1979) regresa a casa. Después de vivir en primera persona Ligas tan distantes como la Premier y la de Vietnam cumple un sueño que tenía pendiente, jugar en el Choco de Redondela, el equipo de su pueblo. El que fuera campeón del mundo sub 20 en 1999 y máximo goleador de aquella cita en Nigeria se reencuentra con sus orígenes. Quince años después volverá a jugar un partido de Tercera División. La última vez, en 1998 fue con el Celta B. El domingo será con el Choco. Si su amigo Jacobo Montes le convoca.

«Llevaba desde el verano entrenando con ellos. Salieron dos o tres cosas para volver al extranjero, pero con 34 años y dos niños no me terminaron de convencer. Para mí era un sueño jugar en el equipo de casa y lo voy a cumplir», comenta Couñago, que ha no perdido la forma aunque lleve varios meses sin competir.

Porque desde el regreso de Hong Kong tras formar parte del Kitchee, el equipo del Chino Losada y compañía, el jugador ha venido entrenando de forma regular con los choqueiros. «Estoy bien de forma, pero evidentemente me falta ritmo de competición», reconoce.

La decisión de vestir de rojo y de saltar a los campos de la Tercera gallega la tomó hace algo más de una semana, pero la llegada del tránsfer retrasó el anuncio de su fichaje. «Pensamos que no era necesario reclamarlo, pero al final tuvimos que pedirlo a Hong-Kong y estuvimos esperando por él una semana. Ahora ya está arreglado todo el papeleo», explica.

Un emigrante del balón

El delantero siempre ha sido un emigrante del balón. Desde que el Celta lo fichó en su día del Casa Paco, un equipo de fútbol base de campanillas en su época, no ha parado de dar vueltas. Como internacional con las selecciones de base española, por las cesiones que hizo el conjunto vigués y por su apego al fútbol británico. En el Ipswich, en el que estuvo en dos épocas y llegó a jugar incluso una UEFA, siempre fue un ídolo.

Acabada la aventura inglesa, Pablo fue uno de los pioneros en abrir la senda asiática. Primero en el exótico fútbol vietnamita y después en uno de los grandes de la zona como el Kitchee.

Pero a Couñago le saltó el despertador de la morriña y decidió volver. «Me atraía mucho estar en casa y ahora estoy encantado con la idea de experimentar el otro fútbol, sin tanto profesionalismo ni tanta responsabilidad. Me atrae la idea de probar el fútbol aficionado», por eso lejos de marcarse una cifra de goles se limita a expresar su idea de «ayudar» a la revelación de la Tercera División, un equipo que ha retornado después de tres décadas y que se ha convertido en la sensación del arranque del campeonato. Además, después de tantos años ni se imagina como puede ser la Tercera gallega. «La última vez que jugué un partido en esta categoría era juvenil y Maté me habían subido al Celta B. Ya casi ni me acuerdo».

No obstante, Pablo aún no ha dicho la última palabra a nivel profesional. El Choco le ha dejado la puerta abierta para volver a emigrar si se presenta una oferta suculenta en lo deportivo y en lo económico. Con 34 años, aún le puede quedar algún capítulo por escribir. El Betanzos será su primer banco de pruebas.