La profunda crisis económica y la falta de fondos marcaron desde el principio la candidatura de Madrid para albergar los Juegos Olímpicos del 2020. «Ahora no solo queremos y podemos organizar los Juegos, sino que además los necesitamos», dijo ayer el jefe de la candidatura, Alejandro Blanco, durante el acto de presentación de un proyecto que se ha estrellado en otras tres ocasiones (1972, 2012 y 2016), sin que trascendiera la enorme cantidad de dinero que se gastó sin resultado alguno.
Con un porcentaje cercano al 23 %, España es el país con mayor desempleo de la Unión Europea, alfgo que afecta especialmente a los más jóvenes. En un intento de asociar el proyecto a ese segmento demográfico, Madrid 2020 encargó el diseño de su logo a un estudiante de artes gráficas de 21 años. Sin embargo, la iniciativa se volvió en su contra. «Ese logo no es el mío», declaró el joven, tras ganar el concurso convocado por la candidatura entre diseñadores en formación.
Modificada por una agencia profesional, la imagen generó polémica desde el principio. La M y el 20 escritos con trazos manuales sobre unos arcos que representan los de la Puerta de Alcalá, pueden confundirse con un 20020. Y lo que es peor: debajo puede leerse un «Madríd 2020» con la i acentuada, error que no estaba en el original.
No arrancó pues con buen pie una candidatura que tendrá que pelear por minimizar el impacto de las dificultades financieras, en plena época de recortes.