El Celta ha sumado en el Teresa Rivero tres derrotas consecutivas en las que ha perdido jugadores, cosechado polémicas y llorado la pérdida de jugar una Champions
05 mar 2003 . Actualizado a las 06:00 h.Desde el año 1995 el Celta no ha sacado nada positivo del estadio del Rayo. La última victoria celeste en la casa de los madrileños data de la temporada 95-96, con Fernando Castro Santos en el banquillo olívico. Fue un abultado 1-3, con goles de los celestes Sánchez, Milojevic y Alejo. A partir de ahí comenzó a gestarse una especie de maldición que estalló tres años más tarde. Los vallecanos no se midieron al Celta las tres siguientes temporadas (96-97, 97-98 y 98-99) porque estaban en Segunda División. En las tres últimas temporadas el conjunto celeste siempre ha regresado de Vallecas derrotado, con importantes lesiones, graves polémicas en el vestuario y grandes aspiraciones perdidas. El seis de febrero del año 2000 el Celta no sólo sumó en el Teresa Rivero su segunda derrota consecutiva en Liga, sino que además regresó con el culebrón Djorovic. Un excelente y solitario tanto de Ferrón dio la victoria a un Rayo que fue muy superior. No fue lo peor. El yugoslavo, de aquella titular indiscutible, no jugó ni tampoco se sentó en el banquillo. Había viajado con el equipo y no estaba lesionado ni sancionado. Tras el partido, Víctor Fernández explicó el enigma asegurando que había sucedido algo «muy grave». El balcánico se había negado a acatar la orden del técnico de jugar en el lateral izquierdo. La rabieta le costó cara Djorovic pero también al club. El yugoslavo estuvo semanas apartado del equipo y la plantilla perdió a uno de sus mejores defensas. Pérdida del liderato La siguiente escena de la triste historia vallecana se representó el 1 de octubre del año 2000, en el encuentro de ida correspondiente a la temporada 2000-2001. El Rayo se impuso por un contundente 3-0, con goles de De Quintana, Mauro y Míchel. Una pésima primera parte de los vigueses les puso con un 1-0 en el marcador. En la segunda mitad, cuando el Celta brillaba y amenazaban con darle la vuelta al marcador, una desgraciada jugada en el minuto 66 supuso la expulsión de Catanha por doble amarilla y el hundimiento de las aspiraciones celestes. El resumen de este partido fue una abultada derrota, la pérdida del liderato y de la excelente imagen que estaba dando el Celta esa liga, así como la sanción del máximo goleador de los vigueses. Sin embargo, el trago más amargo tuvo lugar la temporada pasada. El Celta vio desmoronarse definitivamente en Vallecas una excelente campaña, que ya se estaba hundiendo poco a poco desde hacía algunas jornadas. El 12 de mayo concluyó la Liga 2001-2002. El fiasco fue terrible para los vigueses. Un solitario gol de Bolo, a sólo un minuto de la conclusión del encuentro, dio al traste con la última gran aspiración del Celta: Entrar en la Champions League. No sólo fue la peor despedida posible para Valery Karpin y Víctor Fernández, sino que casi supuso la salida de Alexander Mostovoi del equipo. Tras partirse el pecho en el campo, el ruso se retiró del terreno de juego diciendo que se quería ir de Vigo. Tenía una buena oferta y estaba «harto de sufrir». Coche-bomba de ETA La maldición de Vallecas afectó incluso al terreno extradeportivo. Ese mismo día 12 de mayo del 2002 la banda terrorista ETA había colocado un coche-bomba en frente del campo del Rayo. Afortunadamente el artefacto había sido localizado por la policía y desactivado pocas horas antes del partido. Se evitó una posible masacre que habría afectado a muchos vigueses.