Sólo la salida de Riquelme elevó la ambición «culé»
12 ene 2003 . Actualizado a las 06:00 h.El Barça saldó su visita a Málaga con un empate a cero fruto de su conformismo inicial. El planteamiento de Louis Van Gaal arrojó pocas opciones ofensivas a un conjunto que buscaba en La Rosaleda su tercera victoria consecutiva. Únicamente tras la salida de Juan Román Riquelme, los azulgrana dieron la sensación de querer ganar un encuentro que su adversario tampoco quiso. El Barça y el Málaga aterrizaron en La Rosaleda atenazados por el miedo. Tanto los azulgrana, pese a sus dos últimas victorias, como los malacitanos, que habían empatado la semana pasada en Anoeta, necesitaban los tres puntos. Un objetivo que se enmascaró bajo un sinfín de imprecisiones. Ambos contendientes repartieron indecisiones por doquier haciendo gala de una nulidad ofensiva impropia de un choque de estas características. Pese a una salida explosiva, Motta y Dely Valdés se repartieron las únicas ocasiones de la primera mitad. La monotonía y el aburrimiento rayaron a igual nivel en el inicio de la segunda mitad. La rutina era la más propicia para zanjar el partido con un empate a cero. En esas, Louis Van Gaal apareció valiente y corrigió su apatía inicial introduciendo a la dupla argentina. Riquelme y Saviola eran su apuesta. Mientras tanto, el Málaga pagaba su voluntad de presionar a su rival y relegaba todas sus opciones al contraataque. Así, no cabía otra que esperar al final del partido, al que se llegó con unas tablas justas.