DEPORTIVO
22 may 2001 . Actualizado a las 07:00 h.«Algunas veces me cansé del fútbol. Es duro entrenar en invierno. Llueve, el área pequeña es un gran charco de barro, hace frío. Muchas, muchas veces me pregunté: ¿Qué estoy haciendo aquí?». Son palabras de Lev Iashin, el mejor portero de la historia del fútbol. Ha pasado toda una era, pero la vigencia del comentario es total. Los metas jóvenes suelen utilizar la ilusión para equilibrar su balanza anímica. En el caso del deportivista Dani Mallo, el ingrediente estrella es la humildad. El de Cambre fue campeón juvenil con el Dépor (recordada generación con Amarelle, Xaco, Carlos, Deus...), se colgó el oro en la Universiada mallorquina, lo bordó en dos europeos sub-18 y clasificó a España para el mundial sub-20 de Nigeria (Casillas lo vio desde la barrera). Con el paso de los años, Dani destaca en el Fabril, pero su estrella no brilla en partidos oficiales con el primer equipo. El canterano, como buen portero, sale al paso. «No me siento gafado. Simplemente no llegó mi momento. Sólo hay que esperar. Soy joven», afirma. Paciencia al margen, Mallo deja claro que surgieron las dudas: «Con más o menos moral, me conozco y tengo confianza en mí». Sancionado Molina, lesionado Kouba y ausente Songo''o, Dani vuelve a sentir el aliento de la titularidad. Tantas veces sucedió como tantas otras se esfumó. Él no se arredra. Nunca lo hizo. «Ya he jugado encuentros importantes y no me asusta la responsabilidad», dice. Dani es un tío humilde -«siento mucho respeto por Songo''o y por las decisiones de Irureta», pero el meta aprovecha para hacerse valer: «Jacques trabaja mucho, pero yo también. No me quita un ápice de ilusión que pueda venir. Daré todo lo mejor de mí porque quiero jugar este partido». Tiene dos años más de contrato. No se arrepiente. Hay tiempo de hablar de su futuro. «No puedo estancarme», dice. En su momento, otro portero, Álex, prefirió irse. «Tuvo muy mala suerte. Tomó una decisión arriesgada, pero yo lo admiro un montón».