La temperatura volvió a caldearse aún más con Jhay Cortez. El puertorriqueño no paró de interaccionar con un público que llenaba aún más pasadas las 18.30 horas el aforo del escenario principal, que este sí creció de manera considerable. «¡Aquí se vino a bailar! ¡Todo el mundo con las manos arriba!», exclamaba, mientras las letras de sus canciones eran coreadas, como sucedía en La curiosidad. Tanto que el propio artista no dudó en afirmar que «esto se está prendiendo en fuego cada vez más».
Carlos Sadnness, Sen Senra y la banda británica Foals, esta también en el escenario principal, tuvieron el reto de mantener la llama encendida antes de la llegada de C. Tangana. Unos momentos en los que fue necesario colocarse el chubasquero. La lluvia también quiso estar presente en este regreso de O Son do Camiño que provocó desde la mañana una peregrinación en sentido inverso. De Santiago hacia el Monte do Gozo. Lo que dejó también importantes retenciones en las proximidades del recinto, que este año tenía una nueva distribución para recibir a 42.000 personas por día. Los que querían tomarse un verdadero respiro en el festival siempre podían acudir a la zona del tercer escenario, donde muchos a media tarde aprovechaban las sombras antes del arreón que aguardaba por la noche. Porque después de C. Tangana aún restaban platos fuertes, con Sebastián Yatra y The Chemical Brothers, además de Boyanka Costova y Lola Índigo, que iba a ser la encargada de cerrar una jornada que comenzó con marcado acento gallego ya que Furious Monkey House seguidos The Killer Barbies abrieron O Son do Camiño.