«Es un mito la crítica a la gestión política del rey, puesto que cultura y política fueron de la mano al objeto de crear un nuevo modelo de estado centralizado en la figura del rey que encarna el ideal sapiencial de la realeza», destaca la comisaria. Las áreas del saber abordadas por Alfonso X aspiraban a dominar presente, pasado y futuro, los tres tiempos en que el hombre organiza el eje de su vida en la Tierra, pero también la vida eterna, el tiempo que le espera más allá de la muerte. Por ello que la exposición se estructura en cuatro secciones: El derecho: la ordenación del presente, La historia: la enseñanza del pasado, La ciencia: el conocimiento del futuro y El culto a la Virgen: el respaldo de la divinidad. «Al rey le preocupó el tiempo pasado para convencer a sus súbditos de las bondades de las reformas que quería implantar, pero también le preocupó la astrología y la astromagia, que creía necesarias para tomar decisiones de Gobierno. Hizo traducir del árabe tablas astronómicas y, al fin, sus tablas alfonsíes se convierten en la base del conocimiento hasta Copérnico», precisó la comisaria.