Santos Miguel, vecino de Oleiros, también notificó el robo de su cuadro a José María Aznar
14 abr 2023 . Actualizado a las 19:29 h.«Lamento conocer su problema, y no dejo pasar la oportunidad de responderle». Así comenzaba la carta dirigida por el gobernador de Florida, Jeb Bush, al vecino de Oleiros, Santos Miguel Ribadeneira. Después de un año recurriendo a detectives, policías y abogados para recuperar su Retrato de dama, presumible obra de Francisco de Goya, su dueño comenzó a pedir ayuda a las más altas instancias planetarias. Comenzó por Florida, ya que en Miami fue donde vio por última vez su obra. Pero Jeb Bush concluyó que no era un asunto que le concerniese en sus competencias. «Ojalá le pudiera ser de más ayuda. Tenga en cuenta que esto se debe a la falta de jurisdicción, no de preocupación», concluía su misiva del 1 de julio del 2003 el gobernador de Florida.
Tres meses más tarde, Santos Miguel Ribadeneira llamó a la puerta más influyente que podía tocar, la de la Casa Blanca. Así, en octubre del 2003 llega una carta firmada desde el Pazo de Lóngora, en Oleiros, donde se presentaba ante George W. Bush como «el propietario de una pintura del siglo XVIII, un cuadro de Goya, que dejé en custodia a mi primo residente en Miami». Y ahí le narra buena parte de los hechos que ya han sido publicados por este periódico, que su primo Honorio Ribadeneira Ibarra había empeñado la pintura sin su autorización, lo que dio lugar a una sucesión de desencuentros y chantajes para recuperar su Goya, a la que continúa un proceso judicial atascado por las altas minutas de los abogados.
«En vista de esta situación, le pido su ayuda. Soy el único propietario de esa pintura y dispongo de la documentación que así lo acredita, así como pruebas de expertos y restauradores expertos en Goya. Gracias por su atención y ayúdeme en este delicado asunto», concluía la carta de tres páginas del cubano con domicilio en Oleiros. Pero a diferencia de su hermano Jeb Bush, el presidente de los Estados Unidos nunca respondió.
Quien sí lo hizo fue su homólogo español. En el verano del 2003 llegó al Palacio de la Moncloa una carta dirigida a José María Aznar, al que describe la sucesión de los hechos. «El objetivo de mi comunicación es solicitar su ayuda para el rescate de una pintura de mi propiedad herencia de mi padre», indica al entonces presidente del Gobierno, a quien informa que ya ha dirigido una carta al gobernado de Florida, Jeb Bush. Desde el gabinete de Aznar respondieron que «no es posible ninguna intervención desde esta Presidencia por tratarse de relaciones jurídicas entre particulares y ser competencia de los Tribunales de Justicia». Y a continuación le facilitan el teléfono del Colegio de Abogados de A Coruña.
En todas sus misivas, Santos Miguel Ribadeneira insiste siempre en contar con toda la documentación que acredita la autoría de Goya.
Sin registro en Patrimonio
Desde el Museo de Belas Artes de A Coruña, su directora, Ángeles Penas, lamenta la pérdida de un cuadro de estas características. «Es indudable que los estudios de Antonio Perales Martínez o José Luis Morales son nombres contrastados, pero deben sumarse siempre más expertos para certificar la autoría», señala Penas. Por otro lado, recuerda que el propietario debería haberlo registrado en Patrimonio. «Así nunca habría salido del país, desgraciadamente hay muchos casos así», añade.