-¿Cree que es más fácil encontrar personajes para actores afroamericanos?
-Desde luego, ahora es mucho más fácil que cuando empecé. Soy actor desde hace cuarenta años. Obviamente, la situación de la industria no se parece en nada a los primeros años de mi carrera. Antes, a lo máximo que podía aspirar era a hacer teatro sin soñar en convertirme en estrella. Hago muchas bromas al respecto, pero debo reconocer que jamás me conformé. Tengo demasiado ego como para quedarme viendo mi nombre en la parte final de los créditos. Siempre he querido triunfar, y ni mi color de piel ni la cultura racista iban a detenerme. De no haber triunfado en el cine lo hubiera hecho en el teatro.
-¿Dónde encuentra su motivación como artista?
-En la lectura. Todos nosotros tenemos algo en la vida que nos motiva. Mi padre era un ávido lector, un caballero. No le interesaban los deportes, siempre me dijo que persiguiera mi diploma, pero fue mi madre quien me animó a estudiar, a ir a la universidad.