Maria João Pires: «Mi vida es el piano»

Begoña Íñiguez LISBOA / CORRESPONSAL

CULTURA

Maria João Pires (Lisboa, 1944)
Maria João Pires (Lisboa, 1944) EUROPA PRESS

A sus 75 años, la pianista portuguesa, aún en activo, acaba de recibir en su país dos importantes reconocimientos

01 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Es la mejor pianista lusa de todos los tiempos, Maria João Pires (Lisboa, 1944). Ha triunfado en los cinco continentes tocando, entre otros, a Beethoven, Bach, Schubert, Mozart, Brahms y Chopin. Ahora, a sus 75 años, acaba de recibir el premio a la personalidad del año de Portugal -otorgado por los corresponsales extranjeros en Lisboa y entregado en el Picadeiro Real del Palácio de Belém- y la Gran Cruz de la Orden del Infante Don Enrique -que tomó de manos del presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, en el Palácio Nacional da Ajuda-. Dice sentirse «muy feliz y agradecida» por estos galardones, y añade que «el mejor reconocimiento es el del público que me acompaña hace más de sesenta años». Está llena de energía y de proyectos, en vísperas de iniciar una nueva gira mundial, con la mirada puesta en el centro Belgais, su proyecto de formación y apoyo a nuevos artistas, que ha levantado en el interior del país, en Escalos de Baixo, en el municipio de Castelo Branco, muy cerca de Cáceres. Guarda excelentes recuerdos de sus actuaciones en Galicia, aunque el mejor público, afirma, es el que vibra en sus recitales.

-¿Cómo se siente ante tanto reconocimiento público?

-Muy feliz y agradecida. Es un honor que ustedes, los corresponsales en Portugal, que cuentan lo que pasa aquí al resto del mundo, valoren mi trabajo de toda una vida. También agradezco mucho la Gran Cruz de la Orden del Infante Don Enrique. Los premios son un incentivo más para seguir trabajando con ahínco. Mi vida es el piano, y así sigue siendo desde los siete años, cuando di mi primer concierto.

-¿Qué recuerdos conserva en su memoria de este lugar, el Picadeiro Real, y del piano delante del cual ha recibido el premio?

-El Picadeiro Real, además de bellísimo y único, uno de los tesoros escondidos de Lisboa, ocupa un lugar muy especial para mí. Aquí comencé mi formación, di mis primeros conciertos, vi y toqué por primera vez, cuando tenía diez años, un piano de cola, este que teníamos delante y que hoy lleva mi nombre.

-¿Qué ha significado en su carrera este piano?

-Un paso hacia el vacío [risas]. Imagínese a una niña de diez años, bajita, delgada, asustada y con ganas de comerse el mundo que, aunque tenía un piano de pared en casa, nunca había visto un piano de cola... Y se encuentro con esta maravilla, por sorpresa, en el momento de salir al escenario. Me temblaba todo el cuerpo. Cerré los ojos y comencé a tocar sin parar todo el repertorio. Fue mi primer éxito y desde entonces no hubo vuelta atrás hasta hoy, 65 años después.

-¿Cuál ha sido su mejor concierto?, ¿y su mejor público?

-Yo soy una privilegiada porque he recorrido los cinco continentes interpretando a mis compositores favoritos. Guardo recuerdos imborrables de muchísimos de estos conciertos. No quiero decantarme por ninguno. El mejor concierto son muchos a lo largo de tantos años de profesión, no uno solamente. El mejor público, sin duda, es el que se emociona al escucharme, y consigue disfrutar, en cada una de mis actuaciones. Pero no podemos vivir solo de los recuerdos. Cada concierto es el más importante.

-¿Guarda buenos recuerdos de Galicia?

-Galicia siempre me ha acogido de maravilla. He actuado varias veces en A Coruña y en Santiago. Guardo en mi corazón los aplausos del público gallego. Espero volver en breve, aunque por el momento no tengo ningún concierto programado en Galicia.

Nueva gira, el centro Belgais y la promoción del talento

Mujer pequeña pero nervuda, Maria João Pires no para. Y, sobre todo, está decidida a compartir su talento y sus conocimientos, siempre preocupada por transmitirlos a las nuevas generaciones, por trabajar en la formación. Y hacerlo especialmente en Portugal, su país. En esas coordenadas radica la razón de ser de su corajudo proyecto Belgais Center for Arts.

-Soy una mujer muy activa. El trabajo me llena de energía. Por ello, en unas semanas inicio una gira mundial que me va a llevar a varios países de Europa y también a Canadá. Acompaño muy de cerca el día a día de Belgais, al que destino la mayor parte de mis energías [risas].

-¿Qué es en realidad el centro Belgais?

-Así, en pocas palabras, es difícil sintetizarlo. Lo mejor es ir allí a conocerlo in situ. Belgais es mi manera de contribuir a la formación y al apoyo de jóvenes promesas de la música internacional que de otra manera no tendrían posibilidad de continuar su formación y sus estudios, por falta de medios. Es un lugar de aprendizaje, de encuentro y sobre todo de compartir experiencias artísticas. Se encuentra ubicado en el interior de Portugal, en una zona muy bella y tranquila, ideal para el estudio y la concentración.

-¿Se siente usted suficientemente reconocida en su país?

-No es el momento de entrar en polémicas. Es tiempo de agradecer y de estar en paz, conmigo misma y con los otros. Siempre he llevado, y llevo, a Portugal en mi corazón. Ustedes, los corresponsales, me acaban de elegir como personalidad del año 2019 y el presidente de la República me ha concedido la Gran Cruz de la Orden del Infante Don Enrique. Llevo todos los premios en mi corazón, aunque, como le decía antes, lo más importante es el reconocimiento y los aplausos del público al término de cada concierto. Es lo que me da energía y ánimo para seguir luchando y trabajando.

-¿Cuáles son sus próximos proyectos?

-Como ve, no soy yo precisamente una mujer que esté parada, a mis 75 años [risas]. Quiero, mientras tenga energía y pueda, seguir aportando mi granito de arena a la formación artística y musical desde el centro Belgais. El piano es mi vida y a él le he dedicado, y seguiré dedicando, mis mejores momentos.