Koolhaas sitúa las galerías gallegas como uno de los hitos de la arquitectura

Javier Armesto Andrés
javier armesto REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

JOSE PARDO

El Pritzker destaca las casas de A Coruña y Ferrol como origen de la doble fachada

19 nov 2018 . Actualizado a las 15:32 h.

Galicia exportaba high tech en el siglo XVIII. El arquitecto holandés Rem Koolhaas sitúa las galerías típicas de las viviendas del golfo ártabro como el origen de la aplicación sistemática de la doble fachada, uno de los elementos arquitectónicos que aborda en su libro Elements of architecture (Taschen, 2018). La «Galician gallery» ocupa una de las más de 2.300 páginas de este exhaustivo compendio, realizado con las aportaciones de los estudiantes de la Escuela de Postgrado de Diseño de Harvard y en la que las referencias españolas en esta disciplina son más bien escasas.

Koolhaas, de 73 años y uno de los profesionales más influyentes tanto por sus proyectos (recibió el premio Pritzker en el año 2000) como por su obra teórica (que plasmó en otros dos volúmenes monumentales, Delirious New York y S, M, L, XL), explica que la génesis de la doble fachada se puede atribuir a dos fenómenos: primero, el efecto invernadero y su capacidad para generar microclimas contenidos en el vidrio; y segundo, la aptitud de un espacio aéreo para actuar como aislamiento térmico.

«En el siglo XVIII, la creciente disponibilidad de vidrio y su uso como material de construcción en embarcaciones facilitó la transferencia de tecnología en ciudades marítimas como A Coruña y Ferrol», detalla el arquitecto. El vidrio plano, producido en la Real Fábrica de Cristales de La Granja (Segovia), fue enviado a la villa ferrolana para acristalar las popas de los grandes galeones españoles desde 1759. «Imitando la construcción de barcos, la galería gallega se originó como una solución para el cerramiento de balcones exteriores, utilizando vidrio con marco de madera envolviendo los edificios de mampostería de piedra -explica Koolhaas-. La capacidad de este conjunto de vidrio, aire y mampostería para actuar como un dispositivo climático rápidamente se hizo evidente y desencadenó una aplicación sistemática, primero en el barrio de [A] Magdalena en Ferrol, y luego en A Coruña y Pontedeume, ciudades vecinas con climas similares y ligadas también a las tecnologías navales».

La página está ilustrada con sendas fotografías de la Marina coruñesa y de una casa con galerías ubicada en Ferrol. Según se señala en el libro, las cada vez mayores existencias de vidrio permitieron que la galería gallega se hiciera rápidamente muy popular en todo el noroeste de la Península.

Luz y aislamiento

Posteriormente, este principio de la cámara de aire se utilizaría en Centroeuropa para las primeras ventanas con doble acristalamiento, permitiendo conjugar las necesidades de una mayor entrada de luz diurna (lo que exigía abrir huecos más grandes en las fachadas) y un mejor aislamiento. En ciudades como Viena, Praga o Berlín, este tipo de ventanas, denominadas Kastenfenster (ventana de caja) se convirtieron en un estándar que se aplicó a escala urbana.

Ya en el siglo XX Le Corbusier, con su Muro Neutralizante, y los también franceses Félix Trombe (ingeniero) y Jacques Michel (arquitecto), que desarrollaron la pared con cerramiento acristalado, orientada al norte y capaz de acumular el calor (Trombe wall), evolucionaron este concepto, que ha llegado hasta nuestros días y se ha convertido en uno de los ejes de la arquitectura bioclimática.

«Utilizada por primera vez en climas fríos, donde existía la necesidad de un aislamiento máximo y una máxima luz natural, la doble fachada fue una tecnología global que se ha ido haciendo cada vez más específica a nivel local», indica Koolhaas, que añade que este sistema se convirtió en «uno de los faros de las tecnologías de construcción pasiva». Advierte, sin embargo, que sus costes relativamente elevados en materiales, mantenimiento y espacio han debilitado en los últimos tiempos su fuerza como tipología arquitectónica.

Un tratado que comparan con el «Neufert»

El material utilizado en Elements of architecture sirvió de base también a una exposición con el mismo título que causó sensación en la Bienal de Venecia del 2014. A través de sus páginas se analiza una colección de elementos arquitectónicos (suelo, muro, cubierta, puerta, ventana, balcón, corredor, chimenea, baño, escalera, ascensor, rampa y la citada doble fachada con capacidad climática) que en unos casos han permanecido inalterados durante 5.000 años y en otros han sido reinventados y adaptados a las necesidades de cada momento.

El tratado, que algunos comparan con el Arte de proyectar en arquitectura de Ernst Neufert, permite mirar a través de un microscopio los fundamentos reales de los edificios y ver de nuevo las técnicas esenciales usadas por los arquitectos. Es «un recurso que puede ser consultado una y otra vez y que dará a los diseñadores de nuestro mundo construido, los de hoy y los del futuro, el conocimiento necesario para abordar los retos a los que nos enfrentamos», explican desde ArchDaily, la web especializada más visitada.