«Cuando esté con mis amigos de Allariz, les diré a ver si aprovechan un poco mejor todo lo que hicimos allí»

CULTURA

18 oct 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Lo identifican su negra chapela, su amplio bigote y una enorme afabilidad que no cabe ni en su famoso bosque de Oma. Agustín Ibarrola (Bilbao, 1930) está estos días en el ayuntamiento coruñés de Cambre, donde hoy se falla el premio de pintura que lleva el nombre del Concello y que cumple 25 años. Ibarrola apuntaba ayer que todavía no había visto las obras pero por su experiencia en alguno de los cursos impartidos cree que hay «valores de verdad; habrá cosas interesantes que seleccionar y premiar».

-¿Qué sabe de Allariz?

-Aquella es una obra importante, en Allariz de Alarico. Yo creo que no han sabido sacarle rendimiento. En este momento el bosque de Oma está lleno de gente, escuchando todos los idiomas del mundo. En Llanes, en Asturias, todo el trabajo del puerto ha supuesto un enriquecimiento del turismo y económico.

-¿Y en Allariz no?

-Creo que no, pero esto no es ninguna reivindicación. No han sabido tratar adecuadamente el trabajo, y eso que Allariz ha sido reconstruido por el mejor arquitecto gallego, César Portela. Cuando esté con mis amigos de Allariz les diré a ver si aprovechan un poco mejor todo lo que hicimos allí.

-Tenía con él un proyecto para pintar las chimeneas de la refinería de A Coruña.

-Había esa idea con el alcalde Vázquez, porque formaba parte de un proyecto más general: aquel basurero que se despanzurró; no se trataba de hacer un parque convencional, sino una salida turística a la ciudad, que tuviera parte de monte y que no fuera exclusivamente la playa. Eso por lo visto no ha cuajado y no se ha realizado.

-¿Y se hará?

-No lo sé; yo empiezo a tener edad [se ríe]. En estos momentos, por ganas, lo haría. Ese era un proyecto de Vázquez, que algún día tendré que ir a verlo a Roma para que me enchufe en la Capilla Sixtina, que no he logrado todavía ver a Miguel Ángel.

-¿Es muy importante para un artista el apoyo político?

-Más importante de lo que la gente cree. Los propios artistas nos cabreamos mucho con la autoridad porque cuando se tiene se tiene para todo y pensamos «a ver si me va a decir este lo que tengo que hacer». Somos muy celosos de nuestra libertad de expresión. Vázquez organizó una exposición mía en aquellos pabellones portuarios donde entraban las mercancías y salía la emigración para todo el mundo. Expuse allí con mucho gusto.

-¿En qué anda?

-Estoy trabajando mucho en pintura y escultura y preparando la Fundación Ibarrola en Ávila, donde están los celtas: a ocho kilómetros de donde estoy está el castro más importante de Europa.

-¿Se siente celta?

-Sí, con un gran reconocimiento. En Oma hay un castro, lo que pasa es que el nacionalismo de Sabino Arana se niega a admitirlo y dice que es una construcción prerromana. En Ávila sigo estando con los míos.

-¿Qué pasará con Oma?

-Oma seguirá, allí tengo el caserío, allí trabajo durante el invierno. Los inviernos de Ávila son duros, por la noche nada más, porque de día se puede trabajar bien.