A Coruña, ante el riesgo de inundaciones y alertas meteorológicas: «Los impactos más graves son los del viento y las olas»
VIVIR A CORUÑA
Los fenómenos costeros y el aumentos del nivel del mar, a causa de la evolución del clima, son los peligros que más acechan a la ciudad, con especial daño en la ensenada del Orzán
14 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El tiempo sigue haciendo de las suyas en España. Tras la destructiva dana que arrasó Valencia y acabó con la vida de más de doscientas personas, otra nueva ha desalojado a más de 3.000 personas, cortado conexiones ferroviarias e inundado el hospital Clínico en Málaga este miércoles. Estas precipitaciones torrenciales y extremas no encuentran su espejo aquí, en el noroeste peninsular. Eso no significa que A Coruña pueda vivir de espaldas al cambio climático. «Los impactos más graves que más preocupan aquí son los del viento y las olas», afirma Francisco Infante, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en Galicia.
Los fenómenos extremos que se producen en el Mediterráneo a causa de las danas son improbables en esta región. «Las danas son peligrosas porque generan mucha inestabilidad debido a grandes ascensos de aire húmedo y cálido, que condensa y descarga en forma de precipitaciones», explica el experto. «En el Atlántico eso no ocurre por una sencilla razón: su temperatura es muy inferior a la del Mediterráneo. Eso provoca que nuestras tormentas no sean tan intensas», añade.
Las borrascas que impactan en Galicia, típicas del invierno, se forman por la interacción entre las masas de aire polar y las masas de aire más cálidas situadas al sur de la corriente en chorro. «Estas borrascas también pueden ser muy intensas y son las que pueden causar temporales en Galicia, pero no tienen un comportamiento tormentoso. Son precipitaciones más de tipo frontal. Pueden durar muchos días, con gran acumulación, y dar lugar a inundaciones, pero no de carácter súbito», dice el meteorólogo.
Sistemas de bajas presiones han causado en A Coruña momentos de riesgo elevado. Este 2024 se cumplen cuatro décadas de la borrasca Hortensia, que se cobró una vida. O la llamada «borrasca del siglo», que dejó en A Coruña 136 litros por metro cuadrado en doce horas en 1999, con el desbordamiento del río Monelos incluido. O, más recientemente, el pasado mes de febrero, con un temporal que dejó olas de más de siete metros de altura en la ensenada del Orzán e imágenes de imprudencias como las que ilustra esta noticia.
A Coruña ante el cambio climático
La canalización del río Monelos ha evitado que siga inundando una parte de la ciudad en días de lluvia intensa. La última inundación importante fue la de 1999, pero una de las más dañinas ocurrió en 1959. «Los empleados municipales colaboraron con el vecindario en el salvamento de enseres, ropas y demás útiles, que amenazaban con perderse. Una mujer llamada Elena Vila, esposa de un pescador que se encontraba en el mar, tuvo que ser evacuada junto con los seis hijos del matrimonio. Por orden del alcalde, que recorrió la zona afectada por la inundación, fueron trasladados a la Clínica Labaca, donde se les facilitó cuanto necesitaban», relató la crónica de La Voz de Galicia de ese momento.
Esa intervención ha sido clave para que en el actual mapa de zonas inundables, que ofrece el Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, no se contemple el riesgo de desbordamiento del Monelos. Solo se señala el riesgo en Feáns y Mesoiro, donde pasan arroyos de la cuenca de este río.
La otra gran área que establece el mapa es la ensenada del Orzán. En escenarios a cien años vista, la proyección contempla que el mar y las olas puedan llegar hasta la plaza Pontevedra, un escenario que se entiende por la subida del nivel del mar como consecuencia del cambio climático.
Manuel Vargas, físico del Centro Oceanográfico de Málaga del IEO-CSIC, ha constatado en un estudio la aceleración del ritmo de subida del nivel del mar en la península ibérica, Canarias y Baleares en las últimas dos décadas. «Desde mediados del siglo XX, el nivel del mar venía subiendo en torno a un milímetro por año. El problema es que eso se está acelerando», afirma. Según los datos del trabajo publicado en la revista Geoscience, a finales de los años noventa el ritmo de crecimiento ha subido de un milímetro a tres, «lo que significa que si esto se mantuviera durante todo el siglo XXI, al final serían 30 centímetros, que habría que sumar a los 18 que subieron en el siglo XX. Entonces, estaríamos ya casi en 50 centímetros», sentencia.
Pablo Carballo, responsable del Instituto Geográfico Nacional en Galicia, señala que en sus registros todavía no observan un crecimiento no lineal del nivel del mar; por tanto, a un siglo vista, el crecimiento sería de 20 a 30 centímetros. «Por el momento, nosotros no tenemos datos que registren un aumento repentino del nivel del mar en los últimos años». Sin embargo, sí tiene constancia de que la comunidad científica considera escenarios más extremos. «Algunos estudios hablan de subidas en torno a medio metro o un metro. Pero para llegar a eso, tendría que producirse un cambio en esa tendencia lineal que nosotros llevamos registrada a lo largo del tiempo en nuestros mareógrafos», afirma.
Manuel Vargas explica que los escenarios futuros dependerán de la reducción o no de los gases de efecto invernadero. «Si siguiéramos emitiendo tal y como lo hacemos ahora, o incluso si empeora, entonces puede ocurrir que al final de este siglo XXI, en vez de 50 centímetros, podríamos estar hablando de casi un metro de crecimiento del nivel del mar. En las zonas de costa acantiladas el impacto sería menor, pero donde haya playas, ese aumento puede hacer que se pierdan muchos metros», sentencia.