Un empresario cuestiona las «ayudas» de la Administración
20 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Antonio Boutureira Hurtado, un empresario que trabaja en el sector náutico y que está recuperando un astillero en Cabana de Bergantiños, denuncia lo que considera falta de respaldo de la Administración gallega con el sector empresarial. Lo hace tras ver cómo su pretensión de hacerse con un local de Portos de Galicia en Sada, que estaba vacío, se fue al tacho, después de que le reclamaran tres precios distintos, que fueron en ascenso, y al comprobar que, finalmente, el recinto lo ocupa ahora un club deportivo.
Él solicitó, en diciembre del 2014, el local A-3 en el puerto de Sada (punta Arnela) -para dedicarlo a chárter náutico, venta de embarcaciones deportivas y tienda de equipamiento náutico- por el que se pedían unas tasas de 9.330 euros, más un 1,5 % de la facturación del negocio. Su solicitud de ese local fue contestada desde Portos, dos meses más tarde, diciendo que debía aportar más documentación que la que había entregado y puntualizando que la tasa por ese local de 300 metros cuadrados era de 17.809 euros. Ante esto, Boutureira presentó un nuevo escrito mostrando su sorpresa a que el canon casi se duplicaran y la contestación por parte de la jefa del Área de Explotación e Planificación de Portos fue que se había producido un error de cálculo, no ya en la primera cifra ofrecida sino en la segunda y que el precio real era de 22.262 euros, aunque se especificaba que contaría con una bonificación del 20 % (4.452 euros) debido a que la anterior licitación había quedado desierta.
Ante este incremento, Boutureira remitió otro escrito a Portos en el que anuncia que desiste de esa explotación y en el que hace ver que según esos cálculos «yo ingresaría a las arcas del Ente Público más del doble de su valor de tasación, es decir, 868.219 euros, y teniendo en cuenta que el mantenimiento de las instalaciones en perfecto estado correría de mi cuenta hasta su reversión», ya que este era también uno de los requisitos de la concesión.
«Abusivo»
«No llego a entender cuando los dirigentes políticos de la comunidad autónoma alardean de su empeño por crear empleo, cuando en una situación como esta, en la que tienen de su parte el poder ayudar a pequeños empresarios, lo que hacen es justo lo contrario. Sin ir más lejos, el precio por metro cuadrado que aquí proponen es abusivo y sobrepasa con creces el precio del suelo en cualquier polígono industrial de Galicia», apostilla.
Boutureira cuestiona que la alternativa a su propuesta a conseguir un local para su empresa e ingresos para la Administración haya sido conceder el local a una entidad deportiva, que está bonificada en un 90 % en el precio de las tasas.
Aplicación de la normativa
Desde Portos se califica de «erro moi desafortunado» lo que ocurrió con el precio del local, pero se puntualiza que así se le transmitió y se le pidió disculpas. Explican que el ente «se limita a aplicar a lei de tasas, non hai ningunha adxudicación discrecional» y al ser una Administración promueve criterios y principios para las entidades que realizan una labor social, utilizando las bonificaciones para ello.
Este es el segundo tropiezo de Boutureira con los criterios marcados desde Portos de Galicia. Explica que había intentado, con anterioridad, y también sin éxito, montar la oficina de su negocio en otro local del puerto, que estaba cerrado, pero aunque logró instalarse unos meses, finalmente tuvo que desistir ya que no se admitió su contrato de arrendamiento con el adjudicatario original.
Un emprendedor que pretende dar empleo a una veintena de trabajadores
Antonio Boutureira es natural de Perillo y lleva vinculado al mar desde niño, ya que su familia tenía un criadero de marisco en la ría de A Pasaxe. «Sempre tiven inquietude empresarial e aos 23 anos monto a miña primeira empresa de reparación naval», comenta y explica que después de probar en otros sectores, por exigencias del mercado, a los 60, hace casi cinco años, decidió volver a sus orígenes y es por ello polo que adquirió, en Cabana de Bergantiños, el antiguo astillero Roseva, que había presentado concurso de acreedores. El local que solicitó en el puerto de Sada lo quería como expositor de los barcos que pretende construir en Cabana, un proyecto que está superando trámites administrativos, y con el que pretende crear una veintena de puestos de trabajo.