Valentina Estévez: «Soy más de churrasco que de sardinas y no salto bien la hoguera»

OLEIROS

ANGEL MANSO

La meiga de las hogueras de San Xoán tiene 19 años, vive en Santa Cruz y estudia Arquitectura Técnica

26 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Es la meiga del San Xoán 2024, una figura que ahora mismo no cuenta con mucho respaldo institucional. «Es una pena. No podemos hacer actividades como la cabalgata por el paseo marítimo, pero sí otros actos con los que intentamos que no se pierda la chispa», comenta Valentina Estévez Cuenca, vecina de Santa Cruz, Oleiros. Dicen que unos le llaman Valen, otros Tina y en casa Titina. «Mi abuela me contó historias de las meigas y de la noche de San Xoán y me interesé por lo que hacían desde la asociación. Me informé y me acabé presentando. Tuve la suerte de ser elegida. Por el momento, la imposición de bandas fue lo que más me gustó, pero quedan cantidad de actos durante las próximas semanas», destaca esta joven de 19 años, con un hermano de 16, estudiante de Arquitectura Técnica y exalumna del colegio Hijas de Cristo Rey, de Oleiros. Charlamos el lunes en la cafetería Central Park de la plaza de Vigo, dos días antes de la Fiesta del Aquelarre Poético que se celebró en el Teatro Rosalía. Fue el acto de exaltación de la meiga y de la entrega de los Premios San Xoán y del Cardo de Oro, entre otras distinciones. 

La noche mágica

Sus recuerdos sanxoaneros se reparten entre las celebraciones familiares y la fiesta con los colegas en Bastiagueiro o Riazor. «Mis amigos son de cuidar la parcela haciendo turnos, más que yo», confiesa sonriente. A la hora de elaborar una lista con sus preferencias de la noche mágica lo tiene claro. «Soy más de churrasco que de sardinas y no salto demasiado bien la hoguera. No soy muy hábil, pero me ayudan. Alguna sardina tomo, pero no soy de pescado en general. Prefiero la carne y las patatas, fritas o en puré. No hago deporte, solo voy a esquiar en invierno. Me cuido sin obsesionarme», relata. 

Construir un edificio

Además de los amigos de antes, ahora mantiene una relación estrecha con el equipo de meigas de su séquito. «Nos llevamos bien, somos como una familia», afirma. En la muñeca luce algunas pulseras muy llamativas. Una con la bandera de España, otra de Nuestra Señora del Pilar y también una conmemorativa del 200.º aniversario de la Policía Nacional. Me llama la atención que en ningún momento ponga encima de la mesa su iPhone 15 Pro que lleva en el bolso. «Lo utilizo como todos los jóvenes. Lo llevo encima, pero no siempre lo saco. Por ejemplo, en casa lo dejo en mi habitación y cuando estudio procuro apartarlo para que no me distraiga. Tampoco soy de subir muchas fotos a redes. Subo historias, paisajes, momentos de viajes y alguna mía. Sigo TikTok para ver vídeos, pero no lo utilizo demasiado», dice Valentina.

Es sonriente. Responde a cada pregunta sin explayarse demasiado. Me cuesta sonsacarle una frase de tamaño medio. Noto que se siente más cómoda cuando hablamos de su carrera y de sus ilusiones. «En el futuro me gustaría construir un edificio. El dibujo y las asignaturas de diseño con el ordenador son las que más me gustan. Me atrae el mundo de la construcción, hace dos años estuve un verano en la empresa de mi tía y me encantó. Mi familia se dedica a este sector y siempre es algo que tuve claro», recuerda. En el estuche que lleva a la universidad nunca falta un colgante que le regaló una amiga y que le trae suerte. No tiene pareja ni carné de conducir. «Me lo iba a sacar el verano pasado, me fui a estudiar a Londres y...». Aunque para nada lo parece, dice que es muy intensa. No soy capaz de que me diga al concierto que más le gustaría ir. «Me gusta salir, el cine y la música, pero escucho de todo. Si me lo regalan, voy a cualquier concierto», responde Valentina que, tras insistirle, se decanta por la canción General Prim, del artista coruñés Javi Chapela. En menos de un mes, churrasco y pocas sardinas.