
Vecinos y comerciantes del entorno del Sol y Mar siguen padeciendo largas retenciones todas las mañanas por una obra que aún mantiene calles bloqueadas
29 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El tráfico fluye en el túnel del Sol y Mar pero los atascos no han desaparecido. La propia obra sigue siendo un tapón que afecta a la red interior de carreteras de Oleiros. Los obreros apuran los trabajos de la calle Areal, que sigue funcionando como almacén logístico de las obras, con la lógica afectación a los negocios. El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible marcó como el fin de las obras el primer semestre del 2024, un plazo que se está haciendo muy largo para los que habitan el entorno. Tampoco está resuelta aún la confluencia de la salida del túnel en sentido A Coruña con el entronque con la Rúa As Garridas. El carril derecho del túnel continúa cerrado con conos.
A mayores, desde mediados de febrero estos trabajos conviven con el levantamiento de una gruesa zanja a lo largo de la rúa Areal para ampliar la red de pluviales. Resultado: unos atascos diarios en horario escolar que comprometen los cruces y las glorietas.
Durante los últimos días se han multiplicado las quejas de los conductores. No son pocos los que adelantan la salida de casa, como hace Fátima Santos, quien regenta una tienda de floristería, eventos y decoración ubicada en la parte alta de la rúa Areal y en primera línea de la zanja recién abierta. Vive en la Costa da Tapia, en O Temple (Cambre), y su recorrido es muy enrevesado para llegar al trabajo. «Ahora salgo con mi hijo a las 7.50 para poder estar en la parada de Perillo, donde él coge el bus a las 8.20», explica Santos, quien asegura que llegan con tanta antelación que se pasan quince minutos extras en el coche. La otra opción es salir más tarde de casa y no llegar a tiempo. Luego ella se mete por la iglesia de Perillo para llegar a su trabajo. «Puedes estar parado diez minutos en la glorieta, es un caos, aquí confluye la gente que viene del Che, los de Montrove, todo el mundo», explica. Y entonces llega al trabajo sobre las 8.30 horas cuando el horario de apertura es a las 10.00. «Es que ya no me compensa volver a casa, ¿pasarme una hora en atascos para ir y volver? Me vengo aquí directamente», indica. «Conozco casos de gente que se ha pasado 20 minutos parada en una glorieta camino del colegio Valle-Inclán. Yo si tengo que hacer un reparto a Beiramar (al otro lado de la N-VI, junto a la ría) me compensa ir a pie», señala Fátima Santos, que lleva 19 meses abierta al público, cuando su calle ya estaba taponada en el Sol y Mar. «Y que no haya un accidente en el puente de A Pasaxe, pierdes media mañana si vas en coche».
Una nueva carpintería
A pesar de las obras, este cruce ha sido un polo de atracción en el que han abierto varios negocios, pese a saber que estarán a medio rendimiento hasta el final de las obras y los embotellamientos. En los próximos meses abrirá Brigalum, una carpintería metálica con especialidad en ventanas. «Reconozco que, de haber podido, habría abierto pese a las obras del Sol y Mar, pero llegado a este punto igual espero a que acaben para tenerlo todo más limpio delante. Ahora las obras van a buen ritmo», señala Miguel González, quien compró el local hace cuatro años, «cuando la obra del túnel aún parecía lejana».
En los locales de hostelería de la parte alta son testigos de los colapsos diarios, «que son ya una tradición». «Los clientes que vienen me dicen que si salen cinco minutos más tarde de casa tardan muchísimo», señala Vanesa Zas, que lleva 22 años tras la barra del restaurante Perillo. Conoce muy bien los puntos sensibles de la avenida Rosalía de Castro. «Por Montrove aparecen los de Santa Cruz, que vienen por Liáns, y los de Nós, y se forman unos bloqueos terribles a la hora de los colegios», añade.
«El bar lo acusa»
Un poco más abajo, Manuel Costa llega cada mañana a las siete y cuarto para abrir el Mesón Carsa. Asegura que los embotellamientos están reñidos con su negocio. «El bar lo acusa, la gente no tiene tiempo para parar, para buscar dónde dejar el coche, vienen con el tiempo muy limitado», señala Costa, testigo de vehículos parados todas las mañanas «desde las ocho y cuarto hasta la nueve y pico, un coche, y otro coche, y otro coche...».
El alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, asegura que «desde que se abriu o túnel xa non hai atascos. Que sucede? Que hai un atasco agora na avenida de Rosalía de Castro porque estamos facendo unha obra importantísima engadida á do Estado», dice antes de asegurar que estos trabajos del Concello durarán poco más de una semana. Y recomienda a los vecinos a buscar alternativas pese a que la red de Perillo ya está muy saturada. «Se hai atascos, hai outros sitios por onde ir, para iso se fixo o túnel», argumenta.

La ampliación de A Pasaxe coincidirá con la reforma de Santa Cristina, lo que agravará el problema del tráfico
Esta semana el presidente de la Diputación, Valentín González Formoso puso 1,7 millones sobre la mesa para la reforma integral de la avenida de Santa Cristina, que definió como «unha das rúas máis importantes da provincia». En los próximos días se firmará el acta de replanteo, donde se celebrará una reunión entre los técnicos del Concello de Oleiros, de la Diputación y de las empresas encargadas de los trabajos, para establecer las pautas de convivencia con los vecinos y los comercios de la zona, algo que será especialmente sensible en los meses de verano, por la atracción que despierta esta localidad en la época estival.
Pero, además, esta reforma, que tiene una previsión de ocho meses, coincidirá en el tiempo con la obra de ampliación de A Pasaxe que, según el Gobierno central, comenzará una vez que concluyan las del Sol y Mar, es decir, después de junio. De cumplirse los plazos las afectaciones al tráfico podrían ser especialmente importantes, si bien el alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, señaló a finales del 2023 que el tipo de obra del puente interferirá muy poco en la fluidez de los vehículos.
De momento la que ya tiene fecha de inicio es la obra de Santa Cristina, que sufrirá un profundo lavado de cara. Uno de los puntos más destacados es la renovación de la calzada, con la colocación de pavimento podotáctil junto a los pasos de peatones, paradas de bus, vados transversales o en la discontinuidad de fachadas.
En la calzada se realizarán obras de fresado y reposición de cinco centímetros de altura. El informe recoge que está en buen estado, «con la excepción de zonas donde el firme está levantado por raíces».
La vía mantendrá la misma fisonomía en lo que a tráfico se refiere, si bien hay una alteración en el tramo final desde la altura de la calle Linneo. A partir de ahí será de sentido único hacia el paseo marítimo, manteniendo también el giro a la izquierda en la avenida Américas.