Cretino

Fernanda Tabarés DIRECTORA DE VOZ AUDIOVISUAL

OLEIROS

26 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Asaltó la palabra en el barullo de titulares de la web: cretino. El insulto aparecía matizado con el adjetivo político, pero el detalle no conseguía mitigar la dureza del improperio que el alcalde de Oleiros le dedicó esta semana al de Vigo por no sé qué asunto que desde luego no competía con lo descarnado del denuesto. Cretino. Ángel Seoane cree que Abel Caballero es un cretino. Puede que sea su sonoridad, esa «c» seguida de «r» con la que arranca, lo que convierten el insulto en algo rasposo a la altura de una ofensa imposible de disolver si no es en un duelo al amanecer. Igual que al pronunciar Lo-li-ta «la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes». Pero puede también que la gravedad de ese cretino tenga una dimensión personal, porque en el catálogo familiar e intransferible, justo ese cretino apareció siempre en la cima de los calificativos más dolorosos por encima de otros más aparatosos y pluscuamperfectos. Cretino.

Se podría hacer una lista de los peores insultos. Los más despreciativos. Los más dolorosos. Los que te brotan de la náusea que a veces te provoca un congénere humano. El español es riquísimo en esto. La lista es interminable y bailarina: berzotas, cafre, besugo, bobalicón, ceporro, borrico, cabestro, botarate, brasas, capullo, caraculo, cenutrio. Lerdo, majadero, meapilas. Pelele, pelma, pitañoso. Zafio, zarrapastroso, soplagaitas. Tocapelotas. Sanguijuela. Impresentable.

El cretino de Seoane es según la RAE una persona que padece cretinismo, estúpido, idiota y falto de talento. Palabras mayores. Insultos mayores en una época en la que también las fronteras de los improperios parecen haberse estrechado.