El último aprendiz de relojero de A Coruña

Pablo Portabales
pablo portabales A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Bea Franco

Juan Gómez, actual propietario y único trabajador de la Relojería Muiños, en la calle del Orzán, quiere jubilarse, pero no lo hace por el momento porque los clientes le piden que siga al frente de este negocio fundado hace más de un siglo en Juana de Vega y donde Juan empezó como aprendiz en 1973

23 may 2024 . Actualizado a las 15:18 h.

Un negocio de A Coruña más de cien años está próximo a desaparecer. Cuando eso suceda se jubilará el último aprendiz de relojero. «Tengo 64 años y 51 trabajando. Quiero disfrutar un poco de la vida, pero los clientes, que en su gran mayoría son mayores, me insisten para que siga y soy fácil de convencer», explica Juan Cándido Gómez Pérez, que está al frente y es el único empleado de la legendaria Relojería Muiños, ubicada en la calle del Orzán. Es decir, no se jubila por el momento por aclamación popular, aunque ya avisa de que lo hará en unos meses. «Trabajo tengo porque me vienen con todo tipo de relojes de pulsera, de pared... En sus buenos tiempos llegó a haber nueve relojeros y ahora estoy solo. La electrónica cambió todo», analiza Juan en los micrófonos de Radio Voz. El fundador, a principios de los años veinte, fue Laureano Muiños, que inauguró en Juana de Vega, como el Ottodisanpietro de hace un siglo. Se convirtió en una referencia y enseguida tuvo fama de que allí todo tenía arreglo. «Cuando se jubiló les ofreció a los empleados que siguiesen con el negocio siempre y cuando le mantuviesen el nombre de Muiños. Se lo quedaron un gallego y un andaluz y la empresa pasó a ser Sucesores de Muiños. Estuvieron muchos años. Yo entré en 1973 y fui el último aprendiz. Barría la relojería y recorría la ciudad entera cobrando facturas a empresas. En febrero de 1979 nos trasladamos a la calle Orzán y aquí sigo», resume este trabajador entrañable. Recuerda cuando arreglaban taxímetros, cámaras fotográficas y hasta cañas de pescar. Una historia de más de un siglo que si no escribió su página final es porque los clientes y amigos no quieren que se jubile el último aprendiz de relojero.