El plan para proteger la Torre limitará el tráfico en el entorno de la Ciudad Deportiva, en A Coruña

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A Coruña, en el entorno de la Torre de Hércules.
A Coruña, en el entorno de la Torre de Hércules. Paco Rodríguez

Medio Ambiente saca a exposición pública el documento para la conservación del espacio natural, que prevé medidas para reducir también la contaminación lumínica y acústica

17 abr 2024 . Actualizado a las 21:05 h.

Minimizar el impacto del hombre sobre la península de la torre de Hércules, en A Coruña,  y su parque escultórico es el objetivo final del plan de conservación del espacio natural de interés local que acaba de sacar a exposición pública la Dirección Xeral de Patrimonio Natural, perteneciente a la Consellería de Medio Ambiente. El informe recopila, con datos, la riqueza y singularidad del entorno biológico y patrimonial del bimilenario faro y establece propuestas para garantizar su protección, entre ellas prohibiciones absolutas de tránsito en las zonas más sensibles y limitaciones al tráfico que afectarán, por ejemplo, a los muchos vehículos que se mueven en las proximidades de la Ciudad Deportiva de la Torre. La reducción de la iluminación, la prohibición de llevar a cabo hogueras y espectáculos de gran afluencia de público, como las proyecciones sobre el faro, y la necesidad de rebajar el impacto del ruido son también aspectos recogidos en el plan municipal. 

El anuncio de Medio Ambiente, recogido en el Diario Oficial de Galicia (DOG) de este miércoles, subraya que el faro cuenta con el reconocimiento de la Unesco, que lo incluyó en el catálogo de bienes patrimonio de la humanidad en el 2009, y fue declarado ENIL (espacio natural de interés local) de forma provisional en diciembre del 2019. El Ayuntamiento de A Coruña presentó su plan de conservación en septiembre del 2022. El documento recoge las presiones y amenazas a las que está sometido, así como las medidas y actividades que se pueden llevar a cabo para minimizarlas, y las normas a las que estarán sujetos tanto los organismos públicos como los vecinos para que no se degrade la superficie. El plan permanecerá durante un mes a disposición de los interesados, que podrán presentar alegaciones.

Entre las actuaciones ambientales que está previstas en el plan está recuperación y la ampliación del bosque de ribera del arroyo de la Lagoa, la recuperación de las comunidades de tojo y brezo, de las charcas para anfibios y la protección de los acantilados con vegetación. Estas medidas facilitarán el asentamiento de especies de fauna autóctona en la zona, lo que se fomentará con la instalación de refugios o comederos, entre otros elementos, y se luchará contra los animales y plantas invasores. Además, se reforzará el plan de siega que ya se aplica actualmente en las praderas con un cronograma adaptado a los ciclos naturales.

La presencia de perros y gatos en el entorno de la Torre también es objeto del plan de conservación, que indica que se estudiará la posibilidad de crear áreas caninas en espacios próximos para evitar que los perros anden sueltos en la zona del espacio natural. Además, se diseñará un programa de control ético de las colonias felinas para reducir su impacto sobre la fauna.

La reducción del tráfico en la zona es uno de los puntos destacados del plan, sobre todo en el tramo entre Adormideras y el aparcamiento. Vincular mejor los horarios autorizados con las actividades deportivas, dar prioridad de acceso a los vehículos respetuosos con el medio ambiente, como los eléctricos o las bicicletas, y fomentar la movilidad en transporte colectivo son algunos de los puntos de partida. Según se progrese en la estrategia de reducción del ruido, se analizará la posibilidad de declarar la zona como reserva de sonido natural.

La presencia de basura en este espacio natural es otro aspecto destacado en el plan, en el que se apuesta por reducir el número de papeleras en las zonas de mayor influencia del viento, que traslada los residuos, y concienciar sobre la necesidad de colaborar en la conservación de la zona. Además, la eliminación de cascotes de obra y de vertidos en las zonas húmedas también figuran entre las actuaciones planteadas.

Plan de conservación de la Torre por zonas. En azul, la prioritaria de conservación, en verde la de protección y, en naranja, la de uso moderado
Plan de conservación de la Torre por zonas. En azul, la prioritaria de conservación, en verde la de protección y, en naranja, la de uso moderado

El plan define como «caótica» la red actual de sendas, para la que se propone su reducción de manera que se reduzca la acción de las personas sobre el espacio natural. Así, propone la eliminación de algunos de los caminos que surgieron con el paso del tiempo por la ausencia de una regulación. La integración y disminución de los elementos de mobiliario será una de las actuaciones que se deberán llevar a cabo.

Estará prohibida la circulación con vehículos de motor, bicicletas o patinetes, las hogueras y actividades pirotécnicas, el uso de altavoces o megafonía e instalar fuentes de emisiones luminosas. Previa autorización municipal, se podrán desarrollar determinadas actividades sociales, educativas, culturales o deportivas en las sendas principales o en zonas de «uso moderado». Siempre deberán ir acompañadas de una memoria detallada.

Mejorar el acceso a los elementos escultóricos con una reagrupación parcial

Los elementos que conforman el parque escultórico de la Torre se encuentran diseminados por diversas zonas del espacio natural y centran una de las líneas de actuación incluidas en el plan de conservación.

Los elementos culturales son objeto del plan de conservación y se propone la ejecución de un control arqueológico, además de conservar afloramientos graníticos y la revisión de los aspectos divulgativos para que tengan un mayor alcance. También se estudiará una reagrupación parcial de los elementos escultóricos para que los visitantes tengan un mejor acceso a ellos al tiempo que se reduce la presencia humana en el entorno, ya que actualmente se encuentran desperdigados.

El plan de conservación divide el espacio en tres zonas. Una de ellas son las denominadas como prioritarias de conservación, que se corresponden con las partes más cercanas a la costa y en el entorno más cercano del faro, y sobre las que las alteraciones humanas o artificiales producen mayores consecuencias negativas. Las zonas de protección están distribuidas entre las de prioridad y la calzada que bordea el espacio natural, principalmente praderas. Son lugares de transición ecológica entre diversos hábitats. Las de uso moderado son las sendas principales, la subida a la Torre, la playa de As Lapas y el campo da Rata, entre otras.

El plan de conservación establece un cronograma de seis años y 706.848 euros de inversión. La mayor partida es para la integración ambiental del mobiliario.