El parque del Eirón se suma a la nueva Ciudad Vieja de A Coruña

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

Situado entre la Fundación Luís Seoane y el hospital Abente y Lago, se gestó con la implicación de un grupo de niños. Este espacio integra definitivamente la muralla histórica en la vida de los herculinos

14 oct 2023 . Actualizado a las 23:50 h.

A los niños se les dice que las cosas de valor no se tocan, pero en el parque del Eirón ocurre todo lo contrario. Situado entre el hospital Abente y Lago y la Fundación Luís Seoane, este sábado se inauguraba un espacio donde los más pequeños disfrutan pasando el rato sobre los restos de una cantera histórica y corren a lo largo y ancho de los 1.500 metros cuadrados de un lugar que muchos de ellos —«antes niños, ahora casi señores», como dijo la alcaldesa Inés Rey—, ayudaron a levantar.

El Eirón, tras años de trabajo incansable y mucha paciencia, es por fin una realidad para los coruñeses. Las primera palabras de Fermín Blanco a La Voz, el arquitecto que se esconde detrás de este proyecto, delataban sus nervios: «Llevamos desde las nueve de la mañana limpiando cacas y colillas que ha traído el viento hasta aquí». Habla en plural, entre otras cosas, porque buena parte de los menores de Nenoarquitectura se pusieron manos a la obra para dejar a punto la que, pueden decir, es su creación.

«Accesible de verdad»

«Los niños de este programa de la Fundación Luis Seoane estuvieron en todas las fases de este proyecto participativo, desde el estudio histórico al ambiental». Esto no quiere decir, aclara el experto, que vaya a ser solo un espacio dedicado a los menores. «Pueden ir, claro, pero es una zona transversal pensada para todo tipo de ciudadanos; un espacio inclusivo de verdad, no eso que se dice para colgarte una medalla. Vamos, un modelo de ciudad diferente», indica, para añadir que es perfecto para descansar al aire libre —no es baladí el hecho de que esté pegado a un hospital—, pasear y disfrutar de unas «vistas espectaculares que invitan a dar una vuelta, por su orientación, sobre todo durante las mañanas.

ANGEL MANSO

Uno de los grandes atractivos de este espacio es que está situado sobre «una zona perimetral de la muralla histórica de la ciudad». Como explicaba Blanco a a las decenas de familias que quisieron apoyar la inauguración del parque, «se trata de una muralla catalogada como BIC, que cuando iniciamos la obra era un descampado perteneciente al Concello, y que saneamos y bajamos a cota cero para hacerla visible desde dentro». Habló también de esas sorpresas que se fueron encontrando durante el proceso, que se prolongó más años de la cuenta, al referirse al hallazgo del macizo granítico que asomó durante la obra del Eirón. Miró hacia este descubrimiento también Inés Rey: «Hoy se pone en valor la cantera donde se extraía la piedra que sirvió como base de la muralla defensiva que rodeaba la ciudad en los siglos XVI y XVII», comentó la alcaldesa, para señalar también que se trata de un nuevo avance para los vecinos de la Ciudad Vieja.

Este histórico barrio, que no siempre ha estado bajo el foco institucional, da cuenta en los últimos años del valor patrimonial que lleva años guardando con celo. La aparición de la mikvé más importante de la Península y la cantera con la que se fundó el sistema defensivo del siglo XVII, se completan con una muralla a la que se empieza a respetar y a integrar en el trazado de la ciudad.

Jardín de San Carlos

El Concello insiste en que el parque del Eirón, cuyo presupuesto ascendía a los 220.000 euros, forma parte del compromiso del gobierno local con la Ciudad Vieja y sus símbolos, teniendo la reapertura del jardín de San Carlos como ejemplo. Precisamente, como homenaje a esta zona verde herculina, «que está malita» —la grafiosis pone en absoluto riesgo a un jardín que está a punto de soplar 190 velas—, en el parque del Eirón han plantado 19 olmos, los mismos que tiene San Carlos, que aún tardarán un tiempo en gozar de cierto lustre.

En un tiempo está pensado que este parque, que al fin es real y tangible, cuente, también, con un proyecto de escultura diseñado precisamente por el artista Luís Seoane.