La primera de las dos representaciones de la ópera tuvo un gran éxito de público
24 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Norma, de V. Bellini. Interpretada por V. Dhzioeva, M. Marín, A. Wakizono, R. Amoretti. Orquesta Sinfónica de Galicia y Coro Gaos, bajo la dirección de José Miguel Pérez Sierra. Dirección escénica: Emilio López. Teatro Colón, 22 de septiembre.
Gran éxito de público para la primera de las dos representaciones de Norma que ofrece Amigos de la Ópera de A Coruña, único título representado de su presente Temporada Lírica. Ausente de la programación de la ciudad desde el 2006, que se dice pronto, la inmortal obra de Bellini es una piedra angular del repertorio belcantista (la plegaria Casta diva, que entona la protagonista en su presentación, es uno de los fragmentos más esperados y recordados del repertorio), con un personaje lleno de aristas musicales y dramáticas que se debate constantemente entre su deber religioso, su rol de madre y su pasión pisoteada y no correspondida. Exige por lo tanto introspección y furia casi a partes iguales: caballo de batalla y reto para cualquier primadonna que se precie.
En esta ocasión se presentó en una puesta en escena de corte clásico, para la que Emilio López se apoya en juegos de videoescena y pocos elementos escénicos que van cambiando de posición. Vestuario muy discreto y tendencia al estatismo, con movimientos de masas mejorables en un escenario que no permite grandes alardes. Lo mejor, el efecto del telón traslúcido de la escena inicial: lástima que este recurso tan interesante se use en apenas un par de escenas, porque después el impacto visual decae.
En lo musical, Veronika Dhzioeva aporta a la sacerdotisa del título (rol poliédrico, que ha permitido tantos enfoques diversos y válidos a lo largo del tiempo) su voz poderosa, carnosa y cálida (en la mejor tradición eslava) con el justo metal, mordente e inteligente uso de la voz de pecho. Es una Norma de carácter que destaca más en las partes dramáticas (gran garra y empuje en las escenas finales) que en el canto de coloratura, que sortea con mayor o menor pericia y alguna tirantez en el registro agudo. El canto es expresivo y la voz importante. Moisés Marín fue un Pollione con buena línea belcantista (muy buenas variaciones en su cabaletta), canto aguerrido y resonancias de baritenor, que aún puede alcanzar mayor redondez en algún agudo; pero que fue ovacionado con justicia tras su escena de entrada. Gustó mucho la Adalgisa de Aya Wakizono, de color asopranado, emisión impecable, canto desahogado y musicalidad intachable; logrando además buen equilibrio en sus dúos con Norma pese a la diferente naturaleza de ambas voces. Noble y sonoro Rubén Amoretti como Oroveso. Cumplidores Francisco Pardo y Lis Teuntor en sus intervenciones.
Eficaz el Coro Gaos, con más presencia sonora que empaste, en una parte más compleja de lo que parece. José Miguel Pérez Sierra, a la batuta, supo acompañar bien a los cantantes y frasear con mimo ante una Sinfónica de Galicia sin mácula: muy inspirado el solo de chelo que abre el segundo acto. La función fue muy celebrada por el público.