Las maltratadas mujeres de Hércules

Rodri GArcía A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Diego Fernández

Parte de las figuras de Carmen Senande inspiradas en las féminas del héroe han sido destrozadas

09 jun 2019 . Actualizado a las 12:08 h.

Los lamentos de las diez mujeres de Hércules. Así bautizó Carmen Senande las estilizadas esculturas de casi tres metros de alto que elaboró para el acantilado del paseo marítimo de San Pedro hasta O Portiño. «Quería reflejar la invisibilidad de las mujeres», explica la artista. E invisibles son ahora casi la mitad de aquellas figuras. Cuando se inauguró este tramo del paseo, Senande instaló diez esculturas. De ellas, dos han desaparecido, otras dos están dobladas en el suelo y de otra quedan solo unos centímetros de la base, ya que el resto fue cortada. De las luces colocadas en las bases de cada una de las piezas apenas quedan restos. Esos focos resaltaban el hecho de que durante el día las esculturas, hechas de acero inoxidable, eran casi invisibles, aunque pueden verse desde la parte peatonal del paseo, y por la noche se iluminaban, teniendo la torre de Hércules al fondo, explica la artista. Las esbeltez de las esculturas deja ver el horizonte y el silbido del viento, siempre presente en esta espectacular zona de la costa, y evoca el llanto de las maltratadas mujeres, algo así como una «melodía de lamentos».

Tras apuntar que «Hércules era muy héroe pero un poco c...», recuerda Senande como la mitología recoge que tuvo muchas mujeres, pero de ellas solo se saben los nombres de diez a las que ha querido recordar con esta obra. Lamenta la artista la «desfeita» en la que se encuentran y explica que ya había hecho alguna gestión ante los responsables municipales para mejorar el mantenimiento, pero sin resultado positivo: «Es dinero y trabajo invertido ahí y hay que cuidarlo», reflexiona.

De todos modos, no es la primera vez que a Carmen Senande le ocurre esto con una de sus obras, ya que «hay un muro en el oleoducto, de un kilómetro, donde hice una intervención que ahora es casi invisible porque la maleza lo invadió todo». Estaba hecho de pregonite, un material de dureza similar a la del hormigón. Algo parecido ocurrió con otra intervención en el paseo de Casablanca, aunque en ningún caso nada parecido a una obra hecha de cobre que había instalada en Ortigueira: «Desapareció entera, nadie sabe dónde está». 

Conservar en su contexto

La artista defiende la necesidad de «conservar las obras donde las personas que habitan el espacio circundante y a las que pertenece el paisaje visual». Para ello, «el arte urbano ha de permanecer como creación potencialmente conservable y restaurable, pero siempre en su contexto original ,que es el medio donde y para el que las obras fueron creadas».

«Para respetar la creación artística, -argumenta Senande- no solo hay que tener en cuenta la conservación del material, sino también la obra como creación en su idea más global, abarcando conceptos como la autenticidad, la intencionalidad, el contexto y el mensaje intelectual. La restauración no puede limitarse a documentar, fotografiar y geolocalizar el arte de las ciudades, y aunque se pueda pretender enmarcarlo dentro de lo que se considera bien patrimonial, se deben valorar diferentes vías de mantenimiento, como la conservación preventiva que podría equipararse a la mínima intervención y restauración». Y concluye que «se tendría que considerar también la reproducción de las obras cuando se tiene la documentación e información necesaria para llevarlo a cabo».

Instalación de «La cruz de los Rosales» y exposición en los bajos parroquiales

La iglesia parroquial de los Rosales celebra el aniversario de la dedicación del templo alrededor del Día das Letras Galegas. Por este motivo, cada año organiza una serie de actividades culturales para conmemorar el evento. Esta vez, explicaba el párroco, Antonio Rodríguez, «lo hacemos dándole un cambio de cara a la entrada del templo, diseñado por Carmen Senande Pazos, que nos acogerá con su luz a través de la Cruz». Detalla la artista que es «como una estrella, hecha en aluminio, de unos cinco metros de alto», que al encenderse proyecta una cruz de luz y por ello se denomina La cruz de los Rosales. Esta no ha sido la única intervención de la artista en este último aniversario, ya que al mismo tiempo que estrenaba la mencionada instalación se abría, en los bajos parroquiales, una exposición suya que incluye seis esculturas elaboradas en acero, además de otras figuras y cuadros.