La renuncia a su colaboración con el Ayuntamiento coruñés se veía venir como la caída de las hojas en el otoño
05 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Hay ocasiones en política en que casi lo de menos es quién tiene la razón, porque la imagen pública lo condiciona todo. Y esta semana hemos asistido a uno de esos casos, porque la renuncia de Isabel Pardo de Vera a su colaboración con el Ayuntamiento coruñés se veía venir como la caída de las hojas en el otoño que ahora empieza y que se cierne también sobre nuestra política local.
La probabilidad de la renuncia era alta. La vinculación exacta de la ex secretaria de Estado con Ginkgo Advisor —según ella, con el proyecto de Oviedo, no con el de A Coruña, y sellado después de la compra de los terrenos de As Xubias por parte del fondo— pasa a un segundo plano cuando entra en juego el efecto sociopolítico. El runrún entre los coruñeses y una reacción bastante adversa y airada (por el motivo que fuese) comprometían la imagen del operativo en As Xubias y afectaban de paso la del Plan Estratéxico. Además, la batalla con la oposición parecía perdida de antemano en cualquier pleno al que hubiese que llevar el asunto de As Xubias, pues tanto el PP como el BNG, socio de investidura del gobierno, pusieron la proa al proyecto desde el momento en que se conoció la vinculación de Pardo de Vera.
Dicho de otra manera, la renuncia de la asesora, por mucho revés que suponga para el ejecutivo municipal, en el fondo da oportunidades al PSOE para volver a confluir con el BNG y para intentar sacar adelante un proyecto en el barrio marinero que tenía muy enfilado pero que se le ha ido torciendo a causa de esa imagen pública adversa.
Les queda por despejar la cuestión de la edificabilidad, casi nada. Todo un reto para ganarse la alianza del Bloque en esta complicada iniciativa de As Xubias.