El Ayuntamiento y el patronato que gestiona los bienes, en liza judicial por la imponente casa Escariz
23 mar 2022 . Actualizado a las 20:15 h.El filántropo coruñés Manuel Piñeiro Posse no sabía el lío que se montaría con su legado ochenta años después de su muerte. El objeto de la disputa es la conocida como casa Escariz, uno de los edificios más bellos y golosos para el mercado inmobiliario de la ciudad, que cierra la calle Teresa Herrera en su encuentro con la plaza de Pontevedra. El acaudalado coruñés dejó escrito en su testamento, en 1938, que el inmueble pasaría a manos del hospital municipal a cambio de 140.000 pesetas en misas y los cuidados de su sepultura, unos 172.339 euros actuales.
La casa Escariz, de cinco plantas y dos áticos con torreones, coronas de pináculos y 29 viviendas, proyectado todo ello entre 1927 y 1931 por Eduardo Rodríguez-Losada, está gestionada por una fundación que administra el legado de Piñeiro Posse, fallecido en 1940 sin descendientes. El Ayuntamiento defiende que el edificio tenía que haber sido traspasado en 1970 al Concello, ya que el hospital al que se refería Piñeiro Posse ya no existe como tal a día de hoy. Para tranquilidad de los inquilinos, el Ayuntamiento aclaró que ese traspaso no tendría efecto a corto plazo para los actuales contratos de alquiler. En el 2021, el Ayuntamiento trató de entregar el dinero de las misas a los tres albaceas que quedan —el abad de la colegiata de Santa María y los párrocos de Santa Lucía y San Nicolás— y así liberar de cargas el edificio e inscribirlo en el Registro. Pero los religiosos se resisten a desprenderse del patrimonio.
Al negarse a aceptar la suma, forzaron al Ayuntamiento a depositarla en el juzgado. Hace unos días, los tres religiosos presentaron recurso de reposición contra la decisión del Ayuntamiento de inscribir el edificio a su nombre.