Volver ahora allí provoca la desolación de ver cómo el futuro se tragó lo bueno. No hemos ido a mejor
09 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Aún hay muchos coruñeses que al centro comercial de Los Rosales le llaman Pryca por aquel hipermercado que a finales de los noventa era toda una novedad. Pryca entonces representaba una modernidad de consumo, como ahora lo puede ser Mercadona, en un concepto, eso sí, de comprar a lo grande. El centro comercial del barrio recién estrenado daba en aquella época toda esa vida que se presupone debe tener una zona llena de gente joven y niños pequeños. Con los cines como reclamo (cuando todavía íbamos al cine), la gente de Los Rosales se daba el lujo diario de poder pasear, sobre todo en los días de lluvia, por unas instalaciones que servían de desahogo y animaban el ojo y el bolsillo con un montón de negocios en auge. En Pryca, como nombraban —insisto— los vecinos al centro comercial, se merendaba, se compraba, se disfrutaba del ocio y los chavales en pandilla daban vueltas una y otra vez como lugar de recreo.
Pero aquellos eran otros tiempos. Volver ahora allí provoca la desolación de ver cómo el futuro se tragó lo bueno. No hemos ido a mejor. Donde hubo un Pórtico (onde vai!) hay un local vacío, donde estaba el Arenal hay otro más vacío, lo mismo sucede con Décimas, y con la óptica, y con el McDonald's enorme donde a gritos los críos devoraban las hamburguesas en los cumpleaños. Tampoco está Springfield y ha cerrado el de los bocatas. Solo hay puertas cerradas y escaparates empapelados de tristeza. Hasta las salas del cine se han quedado sin gente en una metáfora de lo que somos. Aquella voracidad por construir centros comerciales nos deja ahora losas que nadie atiende y solo la administración de Loterías resiste como un guiño de ilusión. Tal vez en otro momento llame la suerte, pero Los Rosales suma otro muerto en una ciudad llena de centros comerciales arruinados.