Una empresaria explica que tuvo que despedir a su propia hermana
31 ago 2021 . Actualizado a las 17:25 h.Hay proyectos con mimo, que nacen de un porqué de sus creadores. Emprendedores que dan un vuelco a sus planes e intentan trabajar según sus valores. Este es el caso de Despensa 77, la tienda de productos a granel situada en la calle San Andrés. El comercio nacía hace casi cuatro años, y según su propietaria, Lara Prendes, «fue creciendo poco a poco». No obstante, y a pesar de pertenecer al sector de la alimentación, no ha podido escapar de los efectos económicos propios de la era pospandémica: «Entre mayo y junio, nuestra facturación se redujo un 40 % —cuenta la responsable del local—. Las ventas cayeron en picado y así se han mantenido durante estos tres meses», relata.
Prendes reconoce que sus clientes «pertenecen a un público nicho». Muy concreto. Pero eso no impidió que durante la cuarentena «pudiésemos mantener el nivel de ingresos». Para ello pusieron en marcha los envíos a domicilio. «Pasos de hormiguita», dice, con los que fue afianzando un grupo de consumidores fijos que hicieron crecer la empresa: «Nos tuvimos que mudar de un local que era la mitad del actual. Apenas tenía espacio para más productos o empleados».
Un duro golpe
Despensa 77 contaba con dos trabajadoras, además de Lara, pero ante la caída de ingresos la responsable se vio obligada a tomar una «dura decisión»: «Tuve que despedir a una de mis empleadas, que, además, es mi hermana».
Indudablemente, tuvo que lidiar también con la frustración; la de no «entender por qué se reducían las ventas cuando nosotras hacíamos lo mismo que antes. Fue y sigue siendo muy difícil», explica. No obstante, Lara Prendes precisa que este problema no solo afecta a Despensa 77: «Tras hablarlo con varios proveedores y otros empresarios, me di cuenta de que el pequeño comercio lo ha pasado muy mal estos últimos tres meses», detalla para definir lo que considera un problema global.
La razón, aunque sea complicada de acertar, piensa que se puede deber a lo que considera una «desconexión. «Ha habido un cambio de hábitos desde que finalizó el estado de alarma. Pasamos una época muy estricta en cuanto a restricciones, y ahora todos queremos disfrutar. Nuestras vidas están siendo algo más desordenadas», señala.
Para la responsable, este comportamiento ha sido «una reacción» a todo lo anterior: «Mucha gente ha dejado de prestar atención a sus decisiones y al sentimiento que hay detrás».
En las redes sociales
Eso sí, no considera que se trate de un «cambio de valores», sino del aumento de distracciones en la vida sin restricciones: «Además, es verano, muchas personas están fuera de la ciudad, y no hay una rutina comercial fija». Y añade: «Es normal, pero en los negocios pequeños no tenemos un soporte económico tan sólido como para hacer frente durante mucho tiempo a esas pérdidas», agrega.
Las redes sociales siempre han sido un ágora para Lara Prendes. Según la comerciante, «es muy importante que los clientes conozcan todo lo que hay detrás del producto». Por eso, sus publicaciones en ellas son muchas y variadas: desde consejos hasta las principales novedades.
Así que, ante la situación de dificultad económica por la que atravesaba su proyecto, Lara sintió una necesidad imperiosa de contárselo a sus seguidores. Por ese motivo publicó un vídeo en su perfil de Instagram en el que detallaba el estado económico de Despensa 77 y las consecuencias que la nueva situación había acarreado. «Sin pretensión alguna», matiza.
«Algunos no nos conocían y por el vídeo que colgué en Instagram vinieron a comprar»
El vídeo que Lara publicó en Instagram con detalles sobre la situación del negocio se hizo viral en cuestión de tres días: «Lleva más de 30.000 reproducciones». Para ella, dar explicaciones a sus clientes sí es necesario ante una situación de este tipo: «La transparencia es muy importante, y en mi perfil de Instagram siempre cuento en qué estado está el proyecto». Las reacciones, a través de Internet y de forma presencial en la tienda, no han parado desde entonces: «Mucha gente se ha pasado por el comercio para mostrar su apoyo», dice. «Algunos incluso no nos conocían, y raíz del vídeo han venido a comprar cosas».
Con septiembre a la vuelta de la esquina, Lara espera recobrar el grueso de sus ventas: «Tradicionalmente, es una época en la que la gente vuelve a su día a día y las ventas se recuperan». Habrá que esperar un mes para ver si su intuición es correcta.
Campañas en marcha
Varias son las causas que están impidiendo, por ahora, la recuperación del pequeño comercio en ciudades como A Coruña. A la crisis causada por la pandemia estos establecimientos suman el crecimiento imparable de las compras online y la competencia imposible de las grandes superficies, que siguen acaparando compradores día tras día, a un ritmo creciente, además, desde que la incidencia de la quinta ola del covid empezó a remitir. Para tratar de paliar esta situación, el Ayuntamiento y la Xunta han puesto en marcha campañas de promoción. Son los Presco, cuya segunda fase iniciará en septiembre el Concello, y el Bono Comercio autonómico, todavía activo.