Victoria Suárez: «Los informáticos estamos en todos los saraos»

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Victoria Suárez Ulloa, bioinformática del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (Chuac)
Victoria Suárez Ulloa, bioinformática del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (Chuac) CESAR QUIAN

«Poca ciencia se puede hacer sin la parte del análisis de datos», advierte la especialista en bioinformática del Chuac

08 ago 2021 . Actualizado a las 23:25 h.

Victoria Suárez Ulloa (A Coruña, 1980) es la responsable de la nueva plataforma de Bioinformática e Informática Sanitaria del Instituto de Investigación Biomédica (Inibic) del Chuac.

-Su currículo dice que es licenciada en Química, bioinformática, doctora en Biología… ¿pero cuántas carreras ha hecho usted?

-¡Una! [Ríe] He pasado por distintas etapas y fui cambiando de rama. Estudié Química e hice un máster en Química Ambiental. Con ese trasfondo me cambié a la biología y ahora a la bioinformática…

-Con muchos viajes en medio

-Hice una estancia de química en los Países Bajos, después el doctorado en Estados Unidos y el posdoctorado en Bélgica. Ya no me pongo la bata blanca para nada, pero he hecho un poco de todo, he trabajado sobre el terreno, tomado muestras… ¡y ahora estoy cómodamente sentada delante de la pantalla!

-¿Qué hace una bioinformática?

-Bueno, se ocupa del análisis de datos de origen molecular, de todo lo que se llama ómicas ( genómica, proteómica, metabolómica...), unas ciencias que tienen características particulares. Hay que saber de biología para saber tratar y analizar todos esos datos.

-¿Cómo llegó al Inibic?

-Quería volver y el Inibic era de mis pocas oportunidades para estar cerca de casa. En el 2019 solicité al Instituto Carlos III, con la Fundación Novoa Santos, un puesto de técnico bioinformático. En el tiempo en que se resolvía, me contrataron para un proyecto ya en marcha de investigación con el equipo de Guillermo Vázquez, el responsable de Informática del Chuac. Era para buscar factores que podían estar relacionados con el desarrollo de diabetes, con aproximación al Big Data, a través de los datos que tenía el hospital.

-¿Y cómo lleva ahora lo de estar pegada al ordenador?

-Es mi parte favorita Al final, en el desarrollo científico son esenciales todos esos datos. Ahora toca el momento del análisis. Sin análisis no se obtienen respuestas, y de todo eso salen las revelaciones. Ahora me ahorro el trabajo restante, que ya está cubierto por otros especialistas, e intento aportar al final el análisis. Estoy haciendo lo que más me gusta, pero sin mosquitos. Y la ayuda que puede dar la informática es para todos, no solo para los grupos de investigación, sino también en la asistencia, para ayudar al funcionamiento del hospital, que se normalicen las ómicas y la secuenciación para la práctica clínica.

-Entre tanto dato, usted misma puede detectar vías nuevas a explorar e investigar.

-Lo habitual es que para investigar estés en un área de investigación concreta y con una idea nueva construyes sobre lo que ya hay. Yo estoy más apoyando, pero siempre puedes proponer algo en colaboración con otros. Hemos hecho proyectos más de carácter docente. La UDC tiene un máster en bioinformática y podemos proponer proyectos, tesis…

-Encontrarán las pistas de nuevos descubrimientos.

-¡No te creas! Hay que saber qué se está buscando. Tienes que tener una pregunta concreta y normalmente funcionas en base a hipótesis, puedes ver algo inusual que inspira, pero nuestro trabajo siempre se basa en el método científico.

-¿Y siempre se da con las respuestas?

-Con mayor o menor certeza, sí. Buena parte de los métodos que usamos están basados en la estadística, con lo que tienes una medida del grado de evidencia.

-No se ve demasiado la informática cuando se piensa en la ciencia de laboratorio.

-¡Uy! ¡Yo veo todo lo contrario, estamos en todos los saraos! Poca ciencia se puede hacer sin la parte informática. Y ya que estamos en medicina, sin la ciencia que aportan los datos. La bioinformática intenta incorporar los moleculares, pero los clínicos se explotan desde siempre. Por eso hay un buen encaje. Es un complemento de lo que ya se hacía. Hoy por hoy no se puede hacer investigación sin la disciplina de la bioinformática, sin el análisis y la gestión, la organización y el almacenamiento, que no son lo mismo, de los datos. Además, nuestra idea es dar soporte a la investigación y a las actividades de todo el hospital, tanto actuales como de futuro. El servicio de informática participa en muchas cosas que puede que no se vean, pero esenciales en el funcionamiento y en la mejora de la organización de la asistencia y del propio hospital. Y también participa en la preparación de propuestas, para nuevas convocatorias de financiación, que en algunos casos se quedan por el camino y nunca lucen, pero que no dejan de ser importantes.

«Parte del trabajo es hablar con unos y otros para entender qué se quiere o qué se necesita»

Cuando se le pregunta por su día a día, Victoria Suárez habla de labor de equipo. «Todos los proyectos en los que participamos son multidisciplinares, implican a muchos departamentos. Gran parte del trabajo es hablar con unos y otros para entender qué se quiere, qué se necesita, para extraer los datos, y analizarlos».

-¿En qué andan ahora?

-Trabajamos en muchos proyectos. Tenemos uno con cardiología para evaluar la influencia del potasio en la toma decisiones clínicas. Otros son muy prácticos. Hemos digitalizado un montón de información que no era explotable porque estaba en papel. Un compañero, Brais Castiñeiras Galdo, desarrolló una aplicación para automatizar toda esa información, así que el clínico no tiene que perderse mirando archivos llenos de papeles. Hemos ayudado también para agilizar procesos robóticos del laboratorio de microbiología durante el covid… Y estamos acabando el de artrosis, con Francisco Blanco, para definir perfiles de pacientes y aplicar medicina personalizada.

-Por este recibió el Premio Nacional de Informática y Salud 2020.

-Sí, combinando datos ómicos y clínicos se trata de generar fenotipos. Al final la revolución digital permite explotar los datos para sacar el máximo de toda esa información y llegar a la aplicación práctica. La secuenciación del genoma, las ómicas, la bioinformática hacen que ese objetivo de la medicina personalizada se haga más presente, cuando siempre sonó a algo del futuro.