Rubén Pedreira, físico: «Para mí, escribir es una necesidad»

Sara Pérez Peral
Sara Pérez CULLEREDO

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

De formación científica, pero de corazón invadido por la literatura, este cullerdense acaba de presentar su primera novela, «Cenizas de vida»

01 feb 2021 . Actualizado a las 13:58 h.

Con su primera publicación, Rubén Pedreira, de 29 años, cumple un sueño recurrente desde que era un adolescente. Ahora, solo espera que otras dos obras más que ha escrito vean la luz.

-¿De dónde nace la necesidad de escribir Cenizas de vida?

-Primero porque para mí, escribir es una necesidad. Y segundo porque la idea de esta novela nace de una canción, Lazarus, de David Bowie.

-En un tuit, ¿cómo describiría esta obra?

-El libro tiene un punto de partida simple: una escritora jubilada decide que vivir en la ciudad ya no le aporta nada y regresa a un pequeño pueblo marinero y su intención es pasar allí los últimos años de su vida, pero los planes se vienen abajo cuando conoce que sufre una enfermedad neurodegenerativa. La novela gira entorno a su forma de afrontar la idea de que su mente se vaya antes que su cuerpo. También quise darle mucha importancia a la vida y a los escenarios del rural gallego.

-Si pudiese decirle a alguien que todavía no haya leído la novela que se fije en un detalle, ¿cuál sería?

-Le diría que es una novela para leer de manera pausada y poniendo cierta atención en lo que es la reflexión de la protagonista: la manera de encarar una idea que, más allá de lo difícil que es, intente ver y ponerse en su lugar. Y si realmente le resulta convincente lo que son sus pensamientos y reflexiones. Que se ponga en el cuerpo de la protagonista y sienta lo que dice.

-Dice que escribir es una necesidad para usted, ¿desde cuándo lo hace?

-Diría que desde los 15 años, aunque no podría hablar de una edad exacta. Recuerdo que desde que tengo uso de razón he intentado escribir; siempre me gustó mucho leer. Y en algún punto, después de leer te dices: voy a intentar hacer mis cosas. Fácilmente llevo escribiendo desde los 15.

-¿Alguno de los personajes se inspira en alguna figura real?

-Los personajes son ficticios. Cuando escribes vas cogiendo cosas de aquí y de allá y te inspiras. Pero no hay un nombre real que se adecúe a ellos.

-¿Cómo supo que ya no había que retocar nada más?

-El eterno miedo de quien escribe. Pensar que está terminada y que no sea así. En mi caso, por una parte sabía dónde quería empezar y dónde terminar. Tuve la suerte de que, cuando acabé, varias personas cercanas se ofrecieron a darme su opinión. Más o menos me dijeron que lo que les transmitía a ellos era bastante similar a lo que yo quería transmitir. Ver que el libro era capaz de proyectar lo que yo había pensado. Luego, la mítica labor de corrección, que casi dura más tiempo que escribirlo. Ahí dije: ya está.

-Para escribir hay que vivir, ¿no? De dónde nace su inspiración ahora que las restricciones están a la orden del día.

-Es un poco la dualidad entre escribir y leer. El cuerpo te llama a hacer una cosa u otra. Hay un tiempo que me gusta dedicar a estar entre letras... No me obligo a escribir ni mucho menos. Lo hago cuando me apetece y cuando tengo una idea de la que tirar.

-¿Está trabajando en algún proyecto nuevo?

-Aparte de esta, tengo otras dos novelas más terminadas, que como el mundo editorial depende mucho menos de mí de lo que me gustaría, no sé ni si verán la luz o no. Pero sí, estoy escribiendo cosas. En verano, además de la novela que acabé, empecé también otra más. Me salieron dos ideas a la vez. Se puede decir que el verano es un buen momento para mí para escribir.

-Física y escritura. ¿Cómo se relacionan?

-No solo no son compatibles sino que se complementan en el sentido de lo que me aportan, cada una en su contexto.