Amelia Mejuto Iglesias: una profesora que dio grandes lecciones de vida

Redacción A CORUÑA

A CORUÑA

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Alumnos de la docente, que dio clase en Compañía de María, recuerdan que era una señora «de la cabeza a los pies»

03 mar 2020 . Actualizado a las 08:27 h.

Hoy en día es costumbre bastante generalizada pertenecer a un grupo de WhatsApp, a través del cual nos comunicamos bromas, chistes, cotilleos y, sobre todo, noticias. En estos grupos hay personas muy participativas y otras que apenas lo utilizan. Cuando hace un par de días alguien del grupo que formamos, antiguas compañeras de colegio, nos comunicó tu muerte, Amelia, empezaron a surgir comentarios casi de inmediato. Todo el mundo quería manifestar un recuerdo. Las personas que habitualmente participan y las que no lo hacen nunca o casi nunca.

«Qué buena profesora era». «¡Qué recta!». «Qué miedo le teníamos a veces y, sin embargo, qué cercana era». «Qué buenos consejos nos daba». «Yo no era una estudiante maravillosa y la recuerdo con un cariño especial». «La recuerdo con admiración». Pues sí.

Querida Amelia: sabemos que naciste en Buenos Aires, Argentina. Realizaste los estudios de bachillerato en el Colegio de la Compañía de María y te licenciaste en Química en la Universidade de Santiago de Compostela, completando tus estudios en Estados Unidos, en la Universidad de Yale, durante un año. Ahora te has ido definitivamente porque, en realidad, tu cabeza se fue hace ya bastantes años, y has dejado una profunda huella en nosotros, tus alumnos. Además de ser una profesora que llegabas a todos, hacías que las matemáticas y la química nos gustaran, por lo fácil que hacías que pudiéramos entender estas asignaturas.

No tenías reparo en lanzarnos una tiza, o el borrador del encerado, si veías a alguien distraído.

Nos dabas consejos para nuestra futura vida: «Nunca seáis descuidadas en vuestro vestir», (en más de una ocasión mandaste a algún alumno a cambiarse de ropa a casa, por considerar inapropiada su vestimenta); «Andad erguidas, con el vientre metido, para no tener barriga». Y cuando alguien salía al encerado: «Ponte derecha, mete el estómago y levanta la cabeza». «Caminad por la orilla del mar. Las olas os darán el mejor masaje en las piernas». Estas son algunas de las múltiples anécdotas que recordamos. La verdad es que predicabas con el ejemplo. Siempre impecable. Zapatos relucientes, medias

finas, luciendo unas piernas que

suponemos sabías que eran bonitas. Faldas rectas, labios pintados. En definitiva: siempre, siempre elegante.

Cuando desde la inocencia propia de nuestra edad alguien te preguntó un día: «¿Y tú por qué no te casaste nunca?». «Es que no encontré un hombre más inteligente que yo» fue tu respuesta.

Así te veíamos nosotros, inteligente, humana, cercana siempre, en los buenos momentos y en los malos. Gran profesora y, sobre todo, gran persona; una señora de los pies a la cabeza.

Gracias, Amelia, ha sido un privilegio contar con tus enseñanzas y las muchas lecciones de vida que supiste transmitirnos. Siempre en nuestro recuerdo.

Firmado por la promoción del año 1968 del colegio Compañía de María.