Valentía frente al coma etílico en Méndez Núñez

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Dispositivo contra el botellón en Méndez Núñez.
Dispositivo contra el botellón en Méndez Núñez. Eduardo Pérez

La batalla declarada por el gobierno coruñés al botellón abre la puerta a su erradicación en la ciudad

01 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Con el coma etílico galopando a sus anchas entre los menores en Méndez Núñez, La Voz de Galicia preguntó por escrito al gobierno local anterior (noviembre del 2016) cómo iba a solucionar el gravísimo problema del botellón en los jardines. Su respuesta fue este arsenal de tópicos: «É necesario abordar o asunto desde distintas perspectivas, que pasan por analizar polo miúdo a situación e as diversas perspectivas e, ao tempo, traballar coa mocidade; na súa sensibilización cara a unha maior responsabilidade, pero tamén desde a didáctica, tendo en conta as opinións das mozas e os mozos e abordando as alternativas de ocio, no canto de criminalizar a súa conduta». Un hermoso conjunto vacío.

Toda esta metafísica del banderín de córner dio la victoria por goleada al botellón en Méndez Núñez, que ahí continuó, a mayor gloria de la ingesta alcohólica comunitaria, sin que llegasen decisiones claras y encaminadas a erradicarla. Pero aquella actitud del gobierno local, más allá de la retahíla de lugares comunes, tampoco sorprendió demasiado, pues en el fondo era la postura que se había mantenido siempre, mandasen unos u otros.

O casi siempre, si exceptuamos las acometidas que en su día se llevaron el botellón de Azcárraga o la plaza del Humor, pero que solo sirvieron para desplazarlo de un lado a otro de la ciudad sin darle la necesaria puntilla. Nadie tuvo la determinación de intentar resolver definitivamente el problema para sacar de la calle el consumo irresponsable de alcohol, una decisión que es sobre todo política si tenemos en cuenta que muchos de esos jóvenes votan en las municipales o están a un paso de poder hacerlo.

Con incalculable alegría celebramos padres de menores, paseantes de los jardines, admiradores de la tranquilidad y simples ciudadanos en general la decisión de Inés Rey de segar de raíz uno de los mayores problemas de salud pública que tiene esta ciudad. Y de paso, uno de los más claros atentados contra nuestro patrimonio natural y el civismo. Este operativo de los jardines es el paso más firme que se ha dado en muchos años en A Coruña, sobre todo porque, en paralelo, se ha declarado también la persecución de esta práctica nefasta más allá de Méndez Núñez, en cualquier punto de la urbe en que se refugie.

Y esto depende solo de la voluntad política. Tan impopular como este ataque frontal al botellón es también la lucha emprendida contra la doble fila en las principales arterias del centro. Multas y votos no se llevan bien, pero es buena noticia que alguien mire por la ciudad sin el contrapeso del rédito político. Y, quién sabe, a lo mejor es esa valentía la que tiene premio en las urnas.