Pedro Martínez Tapia: «Mi perro se llama Leo, pero no por Messi, sino por Leo Nucci»

La Voz

A CORUÑA

CESAR QUIAN

El barítono y director de la coral El Eco apunta a «Rigoletto» como la obra que más le ha influido y cuenta que en casa están ahorrando para comprar una furgoneta y viajar

02 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene 103 años menos que la coral que dirige. Se casó con una chica, Silvia, con la que coincidió en el coro infantil El Eco y de la que se enamoró cuando volvieron a coincidir en bachillerato en el Eusebio da Guarda. Hace seis años se fueron de luna de miel a Italia. «Viajamos en un Panda hasta Nápoles. Fuimos de cámping. Recuerdo que llegamos a La Scala de Milán, donde algún día sueño con cantar, y les enseñé una foto que tengo con Leo Nucci para que nos enseñasen todo. No fue posible, pero la guía nos hizo una visita especial», recuerda el barítono Pedro Martínez Tapia, conocido por Keko. Habla con voz poderosa y su gesto siempre es sonriente. Se le ilumina el rostro cuando se refiere a sus hijas, Paloma y Alicia, de 4 y 2 añitos. «Estar con ellas y que disfruten es lo mejor de la vida. Son mis pilares fundamentales y me hacen sentir importante. ¿Tener más? No cerramos la puerta con llave, pero hay que estabilizarse un poco», comenta este cantante, director de El Eco, la legendaria coral fundada en 1881, y profesor en el conservatorio del Liceo. «No me da para vivir de ser barítono, pero para lo que es este negocio no me quejo. Lo de cantar en La Scala es una quimera, pero estoy muy agradecido a Amigos de la Ópera por haber contado conmigo para siete temporadas líricas consecutivas», resalta. Llega a nuestro encuentro en una bici plegable. «Fue un regalo de aniversario que me tomé como una indirecta», afirma. 

«Rigoletto»

Hablamos de su vida, de su familia, de ópera y hasta de fútbol. «Soy socio y accionista del Deportivo, pero ayer no fui a la junta», comenta. La entrevista es el miércoles, horas después que Paco Zas se hubiese convertido en el nuevo presidente. Dice que en su casa siempre hubo afición por la música clásica. «Mi madre trabajaba con la hermana de Pablo Carballido y un día se cruzaron en las escaleras mecánicas de El Corte Inglés y le comentó que El Eco estaba formando un coro infantil. Yo tenía diez años. Meses antes había ido a un Nabucco y me gustó. Después un tío nos regaló un piano del que se iba a deshacer…», recuerda de sus primeros contactos con la música. Empezó en el Conservatorio de Culleredo y más adelante se cambió a canto al de A Coruña. «Después estudié en el superior en Madrid. No lo puedo evitar, la ópera es lo más grande que hay. Es el espectáculo más completo y bonito», sentencia Keko. Dice que su mejor momento artístico fue en el 2011. «Acabé emocionado. Había artistas increíbles, estaba el gran Leo Nucci. Mi padre cantaba en la coral El Eco que actuaba ese día. Rigoletto es la obra que más ha influido en mi vida. La que más canté como coro y como solista. Tengo un perro que se llama Leo, pero no por Messi, sino por Leo Nucci», confiesa. 

La furgoneta

Dice que disfruta dirigiendo la coral El Eco y ya está preparando el próximo concierto de aniversario, además de dos actuaciones en Vigo como barítono. «Es muy satisfactorio. Se ve fácilmente el resultado. Todo lo que hacemos es fruto de un gran esfuerzo por parte de los coralistas. Ellos están por amor al arte y me recuerdan esa frescura día a día. Fueron capaces de cantar Carmina Burana entera», reflexiona. Suele escuchar música clásica, pero también voces de cantantes italianos antiguos como Carosone «o José Luis Perales», afirma. En su casa su mujer se encarga de la cocina y él de la limpieza del hogar. Ahí lo tienen, con su Leo... Nucci de cuatro patas. «Estamos ahorrando para comprar una furgoneta y hacer viajes», anuncia Keko, que vive cerca de la plaza Cántigas da Terra y es vecino de Pablo Carballido.