El castro de Elviña se codea con la Torre

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

La última excavación consolida el yacimiento, que será un parque abierto y sin línea eléctrica

11 may 2018 . Actualizado a las 10:02 h.

«Moita xente pode pensar que isto non pode ter a potencialidade que ten a torre de Hércules. Eu non quero menosprezar á Torre, que é impresionante, algo que xa máis ou menos funciona, pero isto pode estar tranquilamente a súa altura a nivel de afluencia de xente». Con esta reflexión del arqueólogo y director de la última campaña de excavaciones en el castro de Elviña, Luis López González, finalizaba ayer un recorrido de casi dos horas por el yacimiento para mostrar los espectaculares resultados de más de siete meses de trabajos y que han dejado al descubierto la monumentalidad del estos restos arqueológicos.

Durante la visita, el alcalde, Xulio Ferreiro, anunció que la valla metálica exterior del castro será retirada después del verano con el fin de facilitar el libre acceso al mismo, algo que actualmente no es posible. También indicó que serán ampliadas las visitas guiadas que actualmente pueden hacerse los domingos al mediodía, inscribiéndose previamente, y que están pensando en programar visitas nocturnas, tras el éxito de las que se hacen al cementerio de San Amaro.

Ferreiro, que estuvo acompañado de los concejalas Xiao Varela y José Manuel Sande, indicó asimismo que se está tramitando la retirada de la torre de la línea eléctrica de media tensión que sigue atravesando el yacimiento.

Consolidación y socialización

Esta campaña arqueológica, cuyo presupuesto fue de 630.000 euros, ha dejado al descubierto la monumentalidad de la entrada de la zona sur, que había sido descubierta en el 2013 durante las excavaciones que dirigió Fidel Méndez. Es precisamente por este lugar por donde los arqueólogos consideran que deberían comenzar las visitas guiadas, puesto que permitiría imaginarse como era el asentamiento en los momentos de mayor esplendor.

La forma en la que se habían retirado elementos que agredían a la estructura del castro, como dos zonas de cantera en otros tantos puntos de la muralla, fue explicada por el director del proyecto dentro «dunha acción moi complexa» y que, según indicó, tenía como principal finalidad «estabilizar os restos deteriorados dun xacemento no que se escavou desde hai moitas décadas para que perduren, así como para obter máis datos dun lugar que pode trasladar moita información dos procesos que aconteceron na cidade, pero do que aínda descoñecemos parte da súa historia».

Convertir el yacimiento en lugar de amplio uso público fue el deseo expresado en varias ocasiones por los arqueólogos, lo mismo que por dos guías y un grupo de vecinos de Elviña que acabaron el recorrido con una improvisada reunión con el alcalde, analizando cómo se podían mejorar los accesos al castro o cuál era el mejor punto de entrada para las visitas guiadas. 

Un altar púnico, principal hallazgo de un espacio que unió Atlántico y Mediterráneo

«Se lles chamamos betilos estamos dándolle un sentido, porque teñen connotación púnica: é un culto relixioso que non ten formas humanas». Así explicaba Luis López la aparición durante estas excavaciones de un altar púnico en la zona del castro que mira hacia el pueblo de Elviña. Son varias piedras, una de ellas plana, están ubicadas en una de las tres entradas al castro y al mostrarlas el arqueólogo recordaba la vinculación que tuvo en su día este yacimiento con la zona sur, con el Mediterráneo. El arqueólogo municipal, Marco Antonio Rivas, señalaba cómo el castro había sido un lugar de encuentro entre gentes del Mediterráneo y del Atlántico.

El lugar donde apareció ese altar fue excavado por Felipe Senén, que ayer evocaba aquella tarea realizada hace más de tres décadas: «Dediqueime a limpar, a sensibilizar e logo expropiar e crear o que aínda hoxe fai falta, que é un museo arqueolóxico, o que cumpre agora 50 anos, que é o de San Antón onde están os almacenes e onde se gardan estas pezas». Y concluyó: «Tamén é certo que ao cabo de dez anos veñen outros arqueólogos e pérdese a memoria e as pedras hai que documentalas».

Durante las excavaciones hubo otros hallazgos que «nos datan ese último momento de ocupación, como son unhas moedas tardías do século III ou IV despois de Cristo», explicaba Luis López. Además, «na zona do altar púnico apareceu bastante material e estamos vendo a secuencia estratigráfica para saber a que momento pertence porque debaixo dos betilos hai un nivel de ocupación anterior. Iso danos un certo aporte, pero non é material moi significativo, nin moito menos». Después de detallar la aparición de «algunha fíbula, algún bronce», apuntaba que el hecho de haber intervenido en áreas que habían sido excavadas reducía las posibilidades de hallar restos. «Hai que ter unha planificación das preguntas que se lle queren facer ao xacemento e nós non fomos preguntando senón que abordamos a problemática que tiña de abandono», decía López González antes de concluir: «Queda máis dun 70 % do xacemento sen escavar, pero non é un xacemento que se conserve ben. Queda moitísimo por saber. Este é un comezo».