La Jarra Melada, 1964

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

CESAR QUIAN

08 sep 2023 . Actualizado a las 14:26 h.

Cuando Neil Armstrong pisó la Luna, el 21 de julio de 1969, Virtudes ya estaba allí. En La Jarra Melada. Llevaba desde abril de 1964 detrás de la barra. Y aún hoy sigue allí, sentada en una banqueta, justo al lado de la cocina, con su jersey rojo y su sonrisa perpetua. Un sábado cualquiera, a las once de la noche, Virtudes Casal Piñeiro, a sus ochenta y pico años, se mantiene al pie del cañón en el cincuentón bar de la calle Veeduría.

A La Jarra Melada se le puede llamar La Jarra Melada, que es lo que figura en el Registro Mercantil desde el 64, o Virtudes, que es donde paramos los del barrio, en Virtudes o, como mucho, en lo de Virtudes.

Virtudes se ríe mucho con las chorradas que soltamos los clientes y si puede le echa una mano a Ana y Sonia, sus sobrinas-nietas, las mellizas que llevan el día a día del local. Unas veces ve la tele y otras resucita anécdotas, como cuando le preguntas cuántos bares había abiertos en abril de 1964. Lo que pasa es que ella tiene memoria histórica y yo tengo memoria de periodista -o sea, de pez- y ya no me acuerdo de todos los establecimientos que recita de un tirón, como cuando las jaculatorias del rosario. Creo que Casa Rivera y el Patio ya estaban por allí.

Cuando dan las once y media o así viene Isabel, la madre de las mellizas, a darle el relevo a Virtudes, que se marcha despidiéndose uno a uno de todos los clientes como si no llevase allí todo el día aturándonos:

-¿Y hoy no has traído a la niña?

-No, que se me fue de cena de cumpleaños con las amigas.

-Ah, bueno.

Ahora en la terraza de Virtudes hasta hay wifi, porque se pilla la wireless municipal del Centro Cívico de la Ciudad Vieja, o sea, lo que venía siendo el antiguo Gobierno Militar, que ahora sirve para que los jubilados jueguen al ajedrez o al tute cabrón por las tardes y para que los niños tengan campamentos de verano en la plaza de Azcárraga.

A Virtudes hay que ir siempre, a poder ser todos los días, pero sobre todo hay que ir cuando la Feria Medieval. Porque durante esa terrorífica semana de julio, La Jarra Melada es el refugio atómico en el que buscamos cobijo los del vecindario, atrincherados en la barra de Virtudes para sobrevivir a la invasión de las huestes foráneas.

En Virtudes aún se bebe la famosa jarra melada, que tiene la receta secreta escondida en alguna caja fuerte. El medio litro sale a 4,50 euros y el litro a 7,50. En la terraza a veces hay quien se da al jolgorio, jarra va jarra viene, aunque los que se acodan en la barra son más de Estrella o de taza de Ribeiro, que sale a sesenta céntimos.

El 68 fue el año que cambió el mundo, como estamos contando palmo a palmo en La Voz. Pero en A Coruña el año que lo cambió todo fue 1964. Porque el 16 de abril abrió sus puertas Virtudes. Y ya nada fue lo mismo.