Donde esté el pulpo del Pirri...

A CORUÑA

CESAR DELGADO

Á feira y con cebolla, es para muchos el mejor lugar para disfrutar de la gran joya gastronómica

26 mar 2018 . Actualizado a las 11:58 h.

Este mes, El Comarcal se vuelca con el pulpo, tan presente en esta tierra como el orballo. Hay decenas y decenas de tascas, tabernas, mesones o restaurantes en A Coruña y su comarca que presumen de cocinar el mejor pulpo de Galicia. Y si se pregunta a cada uno de los cocineros con galones culinarios sobre esta receta, todos coinciden. Dicen que lo primordial es el producto -que sea gallego-, y la experiencia.

Lo primero para que salga bueno es que sea de aquí, del que se pesca en la ría. Nada de comprarlo congelado, que mucho viene de Marruecos. También es cierto que la mayoría del pulpo que se consume viene de las aguas de aquel país y no se puede decir que sea malo. Es más, afamados restaurantes no han servido en su vida otro pulpo que no venga de allí. El tema está en darle el punto en la cocción. El que sabe de lo que habla dice que con ver su color es suficiente para tener claro si está o no está.

Añaden los expertos que los mejores ejemplares se dan en los meses con erre y nada de golpearlos para reblandecerlos. Eso era cuando no había cámaras frigoríficas. Muchos, lo que hacen es comprarlo fresco y meterlo en un congelador durante ocho días sin la cabeza.

A sabiendas de que muchos y muy buenos restaurantes o mesones quedarán fuera, para hablar de buen pulpo El Comarcal visitó este mes el mesón restaurante Pirri de Betanzos, uno de los lugares más conocidos o con más solera en toda la comarca para comer el cefalópodo más querido por los gallegos.

El Pirri, ahora con Suso al frente, es uno de los más afamados. Hay muchísima gente que tiene claro que preparan el mejor pulpo del mundo. Distinto al resto, con su cebolla y su patata. Ocupa una antigua casa de piedra y se halla situado en el centro de Betanzos, en la calle Valdoncel. Según dicen las guías gastronómicas, este restaurante «ofrece una cocina popular y tradicional gallega en la que su especialidad más destacada es su pulpo á feira, combinándose asimismo y, según la oferta del mercado, con los pescados y mariscos».

Guías gastronómicas aparte, el Pirri es muchísimo más que eso. Se trata de un templo que combina la buena gastronomía con un servicio espectacular. Por muy lleno que esté, que casi siempre lo está, los camareros siempre encontraran un hueco para atenderte. La propuesta siempre es la misma. La cocina de mercado apoyada en la autenticidad y sencillez en la elaboración, con un producto de primera inigualable, se pida lo que se pida.

Su seña de identidad, el pulpo con cachelos y cebolla cortada en tiras ligeras. El corte del pulpo y su tamaño es perfecto para convertir cada pincho, tanto con palillo como tenedor, en un único bocado. La regularidad de su textura es incomparable, aunque se tarde en regresar, el pulpo siempre estará igual.

En el Pirri no todo es pulpo, aunque sea este su plato bandera. Las xoubas también hay que probarlas. De tamaño perfecto y de fritura espectacular, de las que se comen de penalti, con espina y todo. O el Rape a la gallega, o en caldeirada, en su punto de cocción y con una ajada que solo con mirarla provoca el empaparla con ese trozo de pan de bollo crujiente, que hace dudar de lo que está más rico, si el pan con la salsa y la patata, o el propio rape.

El mesón restaurante Pirri tiene 41 años de vida. Al frente, Luis Vázquez y Suso Carro. Su secreto, según explica este último, «un buen pulpo de nuestras costas, un magnífico aceite, una cama de patatas, cebolla por arriba y que la olla no pare. Hacer y vender, sin parar».

Suso Carro agradece a los clientes «la suerte que hemos tenido. Gracias a ellos, que tanto nos han publicitado, somos lo que somos y llegamos a lo que llegamos». No solo habla de su pulpo, también destaca en el menú las caldeiradas de pescado autóctono, el cordero de Castilla, carnes de primera calidad, el rape... Quien no conoce el Pirri, le queda por disfrutar de uno de los mejores.

Suso Carro, en la foto, y Luis Vázquez fundaron el Pirri en 1977