«Funcionamos como un compañía profesional, pero sin ánimo de lucro»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Marcos lleva al frente del grupo teatral Noite Bohemia desde su creación, en el año 2008.
Marcos lleva al frente del grupo teatral Noite Bohemia desde su creación, en el año 2008. Marcos Míguez< / span>

En breve empezarán una gira por toda España con «Euménides»

21 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Lleva desde el origen dirigiendo al grupo de teatro Noite Bohemia, una compañía supuestamente amateur pero que tiene un recorrido y una actividad propias de un grupo profesional. Con el Instituto de Zalaeta como base, Javier Fernández Mariño, que es informático y por las mañanas trabaja en un banco, ha obrado el milagro de crear de la nada la mayor cantera de actores de Galicia. Actualmente cuenta con 42 componentes de entre 12 y 22 años, «sin contar con los pequeños de la cantera, de 8 años, que ya prometen», matiza este apasionado de las artes escénicas. Se están preparando para iniciar una gira que les llevará a Lugo, Ourense, Gijón, Sagunto, Tarragona, Segóbriga, Tarancón y Cuenca con la obra Euménides.

-¿Cómo nace Noite Bohemia?

-Empecé a hacer teatro en el Liceo la Paz, y coincidí con los mejores años del grupo Sardiña. Se hacía por aquel entonces muy buen teatro escolar y de ahí salieron compañías como Libélula. Y en el 2008 unas chicas que querían montar un grupo de instituto -una de ellas ya acabó Arte Dramático- me propusieron dirigirlo. Yo les contaba historias de cómo salíamos de gira con Sardiña y me decían que por qué ellos no podían hacer eso. Les explicaba que entonces habría que ponerse muy serios, que tendría que funcionar como una empresa, porque necesitas logística para el transporte, dinero, más actores, decorados, atrezo... Y no teníamos nada.

-¿Y cómo lo consiguieron?

-Pues metiéndole tiempo y esfuerzo. Con eso, el dinero llegó después. Debutamos con Antígona, que resultó muy bien. Después hicimos Bodas de Sangre, con la que tuvimos un problema sonado con la SGAE. Y al tercer año nos dieron nuestro primer Premio Nacional de Teatro Clásico. Ahí la cosa ya despegó. Es lo que tiene ponerle ganas, y en eso los mejores son los jóvenes, están llenos de fuerza y de ganas de comerse el mundo.

-Y siempre unidos a Zalaeta.

-Para mi era fundamental que saliese de un instituto público y que estuviese vinculado el grupo a la Asociación Cultural Zalaeta. Eso es primordial para su supervivencia, para que no se relacione conmigo o con cualquiera, de modo que si desaparezco, la cosa sigue. No es un instituto de enseñanza artística, pero conozco casos de gente que se ha cambiado de centro para poder hacer teatro. Y gente que viene de fuera, que pasa más tiempo en Zalaeta que en sus propios institutos.

-¿Qué régimen de ensayos tienen?

-Antes de un estreno estamos sobre 20 o 25 horas a la semana. La estructura y el funcionamiento es exacto al de un grupo profesional, pero sin ánimo de lucro. Generamos empleo, porque la logística, vestuario y demás la llevan empresas que contratamos. Nos podemos permitir gastar esas cantidades en una obra porque después las recuperamos. Nos autofinanciamos y el dinero siempre se reinvierte, lo gastamos en más atrezo, decorados, vestuario... Pero jamás pensamos que llegaríamos a este nivel y a esta profesionalización.

-Tiene una parte formativa muy importante.

-En las series americanas siempre vemos que los institutos hacen concursos de ortografía y teatro, y aquí, que tenemos a Lope de Vega, nada. Es una formación elemental. De hecho las matrículas de honor tienes que buscarlas en teatro. Ten en cuenta que son chavales que se saben El perro del hortelano de memoria.

-¿Se sienten envidiados por alguna compañía profesional?

-Hay grupos profesionales muy malos y amateurs muy buenos. La calidad no se mide porque estés dado de alta en el IAE.

«Nuestra primera obra costó cien euros, la última llega a los 18.000»

La pasión con la que Fernández Mariño habla del teatro es contagiosa, algo que ha pegado a sus pupilos.

-Es una carga de responsabilidad fuerte para unos chicos tan jóvenes enfrentarse a auditorios de miles de personas.

-A los chavales el teatro no se lo tocas ni de coña, es su profesión. Son como una mafia. Lo entienden como un trabajo con resultados inmediatos. Van a hoteles, viajan por España, actúan en grandes teatros donde no todo el mundo tiene oportunidad de actuar. Y todo eso con los medios que ellos mismos generan.

-¿Se está creando una cantera de actores?

-Todavía estamos sacando las primeras hornadas, pero dos o tres han acabado ya Arte Dramático, a algunos los han llamado para hacer óperas, para anuncios... Es que en los cástings alucinan, porque, ¿de dónde sacas un chaval de 18 años que haya actuado en Mérida o Sagunto ante miles de personas y que tenga seis años de experiencia? Solo de nuestro grupo.

-Les han recriminado que no suelen hacer obras en gallego.

-Con el tema del gallego nos han metido mucha caña. A mi me da igual hacer una obra en gallego, en castellano, en latín o griego. Pero el problema es mover esa obra. Yo necesito que lo que invierta en una obra por lo menos me cubra gastos, porque no vivimos de subvenciones, ni queremos. La primera obra costó cien euros, pero Euménides tiene un presupuesto de 18.000. Necesito actuar ante dos mil personas en Mérida para que no sea una ruina. Somos autosostenibles, vivimos de vender entradas. Y los gastos son enormes. Es que en vestuario me gasto 4.000 euros en tela. Y hay que pagar a las modistas, que están cuatro meses trabajando solo para nosotros.