El presupuesto del fin de ciclo

Xosé Gago / Eduardo eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

El gasto se centra en rematar flecos sin nuevos proyectos de calado

22 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

«Nada volverá a ser como antes de la crisis», reconocía ayer un cargo del PP hablando de los Orzamentos de la Xunta para el 2015. No son unos presupuestos expansivos y se echan en falta los macroproyectos, «conejos en la chistera», según el mismo parlamentario, que en los primeros años del milenio adornaban las cuentas de la Administración. Al mago se le han acabado los trucos al mismo tiempo que la crisis se llevaba los ingresos del Estado y se cortaban las cintas de inauguración de las grandes obras planeadas a finales del siglo XX. Con el remate de la tercera ronda termina un ciclo y el que viene, si se cumplen las previsiones del parlamentario, tendrá menos fuegos artificiales, será más práctico y los políticos tendrán que hacer «un esfuerzo» para convencer a los ciudadanos de que les voten sin sacar «un conejo de la chistera» año tras año.

En A Coruña esos nuevos tiempos ya han llegado. No hay ni un euro para macroproyectos, ni siquiera para ponerlos en estudio, y las principales inversiones se destinan a operaciones ya esperadas desde hace tiempo, la mayoría en Educación o Sanidad. Incluso así, no está claro que las más ambiciosas, que iban a requerir inversiones durante años, vayan a ser completadas.

¿Dónde va el grueso de los fondos de la Xunta?

El Chuac es el principal receptor de inversiones de la Administración gallega. Absorberá más de 12 millones solo para las obras de la segunda fase del plan director (7,3 millones) y la implantación de nuevas tecnologías (5,2 millones). El gasto en Sanidad es aún mayor si se tiene en cuenta que hay otros 2,5 millones para equipamientos en los centros de salud coruñeses, y que se han presupuestado otros 3,6 para construir dos nuevos centros situados en Arteixo y Cambre. Fuera del ámbito sanitario, las principales partidas se dedicarán a las obras para rehabilitar la Fábrica de Tabacos y convertirla en sede judicial (3 millones), las obras del parque ofimático (casi 3,5 millones) y el final del pago del convenio con la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento para el nuevo túnel del Parrote (2 millones).

¿Dónde está la diferencia con el año anterior?

Las inversiones en la ciudad rondan los 30 millones de euros, mientras que en los pasados presupuestos alcanzaban los 40. Parte de esa bajada se explica por la finalización de obras, como la parte autonómica de la tercera ronda que en las anteriores cuentas recibió casi 4,7 millones. Otra parte de la reducción se debe a que algunos proyectos tendrán un coste menor al que se preveía en principio. El mejor ejemplo es la reforma de la Fábrica de Tabacos, que iba a costar 16 millones y finalmente quedará en 12. Así se explica que la partida para el 2015 sea de tres millones mientras que, según las previsiones del presupuesto anterior, iba a ser de 11,9 millones. Aunque el ahorro en la obra se pueda ver como positivo, los más críticos se preguntarán si no era posible dedicar la diferencia a otros proyectos nuevos en la ciudad o la comarca.

¿Qué hay de nuevo?

Poco. La mayoría de las inversiones llevaban años sobre la mesa o ya estaban en marcha, pero hay algunas novedades. Una de ellas son las obras de abastecimiento de agua desde Meirama, que el año que viene llegará a Carral y Cerceda y costarán 800.000 euros. Otro son las obras de los colectores y la EDAR de Gandarío, que recibirán 1,7 millones.

¿Qué se echa en falta?

Lo más llamativo es la falta de nuevos proyectos en materia de infraestructuras (la única carretera es la conexión de la vía Ártabra y la N-VI). Pero también destaca la desaparición del centro de salud de Culleredo, aunque sí se harán los de Arteixo y Cambre, considerados de mayor necesidad por la Xunta. Tampoco hay fondos previstos para continuar con las obras de soterramiento del tráfico de la Marina. El lunes causó dudas la «desaparición» de la partida para la Sinfónica, aunque sí figura con una aportación 2,16 millones.

análisis Las cuentas de la Xunta