La grúa de la calle Real: una tragedia en 2.930 actos

La Voz

A CORUÑA

20 dic 2010 . Actualizado a las 21:16 h.

Si la Tierra se dilatara, por ejemplo, a causa de las radiaciones solares de igual modo que se dilatan algunos asuntos que están en manos -o más bien en los cajones- de la Justicia, hace muchos millones de años que se hubiera desintegrado. No existiría la raza humana y no se hubiera desplomado una grúa sobre un edificio de A Coruña, pues no habría grúas, ni edificios, ni ciudad.

Pero la Tierra no se ha desintegrado y el 13 de noviembre del año 2002 la grúa se desplomó sobre el número 3 de la calle Real y el golpe acabó en el acto con la vida de dos mujeres que estaban sentadas en un sofá del salón de su casa. Justo 2.930 días después de aquel diabólico día -que ha pasado a la historia porque el buque Prestige, con 77.000 toneladas de fuel a bordo, lanzaba un SOS a 28 millas del Cabo Fisterra; el resto de la historia ya la conocen- el juicio por la muerte de Magdalena y Áurea sigue en fase de instrucción. Para las familias de estas mujeres es como si la grúa de la calle Real se hubiera abalanzado sobre sus cabezas todos los días durante más de ocho años. Una auténtica tragedia dividida en 2.930 actos.

No vamos aquí a hacer un juicio paralelo ni a determinar qué o quiénes fueron los culpables de que Magdalena y Áurea murieran mientras veían la tele esa tarde en la que lo más aconsejable era hacer justo lo que hicieron, quedarse en casa esperando a que arreciara la tormenta. No tuvieron tiempo de disfrutar del anticiclón.

Nada consolará a las familias de las fallecidas. Nada reparará el daño. No viene al caso pararse a analizar si los 31 meses que pide el fiscal para los imputados -personal de la empresa propietaria de la grúa, de la empresa constructora del edificio y de la compañía que inspeccionó el guindaste- son suficiente pena o si es más justa la petición del letrado que representa a las víctimas. ¿Qué hay, por cierto, aunque pueda considerarse un tema menor, de la inquietud que puede sufrir una persona -independientemente de su grado de culpabilidad- que lleva ocho años imputada y sobre la que no termina de recaer una pena? A lo largo de este tiempo, cuatro han sido los jueces encargados de instruir el caso. Y todavía no está claro si pasará nuevamente de manos, pues el juicio, como pronto, se celebrará el próximo mes de febrero. Corre, pues, el peligro de que quede en prácticamente nada por dilaciones indebidas.

Al margen de su complejidad, el inexplicable recorrido del caso de la grúa de la calle Real por los juzgados no es único en su especie, pues ya en el 2009, y solo en los de lo Penal, había 2.342 causas pendientes y otras 2.554 heredadas del año anterior. Sea cual sea el veredicto final del juez encargado de dictar sentencia sobre el caso de la grúa que hace ocho años se desplomó en la calle Real, la lentitud de todo el procedimiento ha sido sin duda la mejor receta, y un tanto kafkiana, para que jamás pueda hacerse realmente justicia.