«Es un placer estrenar el Smaland gallego»

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA

Más de dos mil clientes impacientes hacían cola ayer para colarse en la primera tienda de la multinacional nórdica en Galicia. «Nos parecemos mucho a la región del fundador», dice una directiva

21 jul 2010 . Actualizado a las 11:25 h.

A las siete y media de la mañana, una marea amarilla y azul esperaba a la puerta de Ikea la apertura de su primera tienda gallega. Mientras los más de cuatrocientos invitados asistían a la ceremonia oficial de apertura a la poco habitual hora de las ocho de la mañana, más de 2.500 personas, según el recuento de la organización, hacían cola para hacerse con su llave Allen -la pieza mágica que todo lo atornilla-. Xabier Graña, un naronés de 37 años, y su mujer, Helga Pita, ocupaban los dos primeros puestos de la fila para entrar en el complejo. «Hemos venido por la pasta», confesaban sin rubor. Con ese dinero, aseguraban, «amueblaremos gratis el salón», añadían pensando en los cuatrocientos euros (doscientos por cabeza), que la multinacional les iba a entregar por haber pasado más de cuarenta horas a la cola.

Dentro, el madrugón se combatía con un suculento desayuno al pie de las estanterías y las cajas de cobro. Filloas rellenas de nata contra galletas de jengibre y rollitos de salmón competían por ganar la atención un auditorio repleto de empleados municipales -«fue la empresa la que invitó a aquellas personas que le han ayudado en su desembarco» junto al alcalde, Javier Losada; a la conselleira de Traballo, Beatriz Mato; al delegado de la Xunta en la ciudad, Diego Calvo, y a empresarios como Arturo Dopico, de R, o José Souto, presidente de Invest Cos, la sociedad que promueve el espacio comercial Marineda City, en el que se ubica Ikea.

Las sonrisas por la apertura elevaron el tono de las comparaciones. «Galicia y Suecia se parecen mucho», contaba la speaker que ejercía de animadora en la entrada del recinto comercial. Otra responsable de la organización iba mucho más allá. «Smaland, la región de la que procede el fundador de la compañía, es muy parecida a Galicia en los paisajes y en la gente», contaba mientras otro directivo asentía y apostillaba: «Es un placer estrenar el Smaland gallego». El hermanamiento entre los dos lejanos parajes llegará a través de la guardería de Ikea, bautizada con el nombre sueco.

Tras el desayuno, llegó el turno de los discursos y agradecimientos. Y luego, el recorrido por la tienda vacía, en perfecto orden. 27 minutos emplearon autoridades y periodistas en visitar cada una de las estancias antes de volver a la abarrotada explanada de acceso para dar oficialidad a la apertura de la tienda. Ese fue el tiempo también que se empleó en retirar los restos del desayuno y las mesas y habilitar otros puntos de venta.

La retirada de las autoridades permitió la entrada de los clientes, a las 9.50 horas. La coruñesa María de los Ángeles Ríos fue la primera en pasar por caja: «He cogido unas cosas de menaje que ya sabía dónde estaban», contaba tras abonar la compra solo 12 minutos después de la apertura oficial de Ikea.