-La irrupción el año pasado de su grupo dio pie a todo tipo de especulaciones. ¿Militan en algún partido político?
-[Se ríe] Que va. Lo único que teníamos en común era el lugar de trabajo y la pasión por la música en vivo.
-También se habló de que entre ustedes había promotores musicales.
-Para nada. Al final ha quedado demostrado que somos limpios y pulcros [risas].
-¿Por qué es tan importante el festival para ustedes?
-Le damos la importancia que merece. Son muchos años y han pasado miles de personas de diferentes generaciones. El concierto en el playa es algo más que un simple concierto.
-Se les tildó de niños caprichosos, diciendo que existían cosas más importantes por las que echarse a la calle.
-Eso nos dolió, porque claro que hay cosas por las que protestar. Pero la gente no lo hace. Somos muy de discutir en un bar, pero poco de actuar. Juntarnos tanta gente en María Pita fue una sensación espectacular.
-Rechazaron a Raphael por no ser pop, cuando él fue todo un pionero del género.
-Sí, pero yo fui a ver su concierto y el 80% eran rancheras y cosas así. Igual en su momento tuvo que ver con el pop, pero ahora la realidad es que no.
-¿Y si fuera Leonard Cohen?
-Sería bienvenido.
-Tampoco es pop, visto así.
-Pues no.
-¿Eso de decir sí a los Hombres G y no a Raphael no le chirría un poco?
-Hombre, si es por gustos, a mí tampoco me gustan los Hombres G. Pero sí que entran dentro de una dinámica pop.