A Fábrica tiene mucha historia. Nada menos que cien años. Y, ahora, por escrito. Sabela Figueira Tenreiro, investigadora y licenciada en Historia del Arte y Humanidades, presentó ayer en el mismo edificio el libro sobre los mil y un trabajos de unas instalaciones que ahora funcionan como centro cultural municipal. La propia autora del libro aprovechó ayer para hacer un rápido repaso por un siglo de actividad, desde que en 1905 la familia Guyatt puso la primera piedra de la factoría, tal y como quedó documentado en las facturas de la tellería de Mera. Empezó a funcionar, tres años después como fábrica de vapores antes de pasar a manos de la Compañía Cervecera Coruñesa, cuando la producción se distribuía casi íntegramente entre la colonia inglesa de Ferrol por considerarse el derivado de la cebada una bebida casi exótica. En 1919, llegó la asturiana La Pesquera del Norte, más conocida por la gente como la fábrica de anchoas que, ya entonces, elaboraba también olivas rellenas. Y después, repasa Sabela Figueira, aprovecharon el edificio un rosario de firmas: pinturas Hertasa, la Compañía de Petróleos, Unión de Explosivos, Astilleros Valiña... hasta caer en la ruina. En 1994, el Concello de Oleiros proyectó una recuperación que se inició en 1997 y supuso la apertura del centro dos años después, tras pasar por las manos del gabinete Naos y del arquitecto Santiago González. «Mantúvose a estructura e a chimenea, aínda que non se puido conservar o ladrillo á vista, e tamén se aproveitaron os alxibes para facer a piscina», explicó la autora del libro, quien reconoció que con su trabajo, editado por Trifolium dentro de los Cadernos de Estudios Oleirenses , «aproveitei para falar do inmoble como paradigma da recuperación do patrimonio industrial e para reivindicar este tipo de rehabilitacións».