?n plato de sopa humeante, una fuente con lacón, costilla, grelos, patata, garbanzos o chorizo y ganas de disfrutar son los ingredientes necesarios para dar cuenta de un cocido. Culleredo, a tiro de A Coruña, tiene el referente de Casa Bibiana. A principios de enero ya empezaron a servirse laconadas en este restaurante, conocido por lo sabroso de sus cocidos. El secreto, entre tres y cuatro horas de cocción y un sinfín de ingredientes, entre lo que no falta el tocino. Además, en el menú, que tiene un precio de 15 euros por persona, se incluye el postre de filloas y orejas, pan y vino ribeiro de la casa. Por norma general, los cocidos los suelen servir en fin de semana, aunque a diario los preparan para los clientes interesados en degustar este plato tan típico. La temporada acaba a finales de marzo. Para los que no quieren coger el coche, A Coruña también tiene sus ofertas. El Restaurante Manolito o A Penela ya están con el cocido a punto.El experto de Casa Platas en Aranga, Alberto, apunta las novedades de este año: «Los grelos por las fuertes heladas tienen un sabor más suave». Buena noticia para los que no gustan de la peculiar acidez del producto. Lo dicho, no hace falta ir a Lalín para el cocido. El mundo no se ve igual antes que después de comerse un cocido. Supongo que estarán de acuerdo. Todo se vuelve más relajado, más amistoso, más estupendo. Agendas y teléfonos de las pandillas de amigos echan humo para comerse en grupo un lacón contundente o el musgo ácido de unos buenos grelos. Los placeres de la naturaleza siempre enganchan. Galicia va unida a lacón, a grelos, a sopa de cocido. El mes de enero es el disparo de salida. Hay auténticos clásicos para animarse a esta fiesta del estómago. A tiro de área metropolitana uno de los clásicos está en Pontearanga. Coge el coche y va por la autovía hasta la salida de Montesalgueiro. Allí baja por la carretera en dirección a Aranga. No hay pérdida. Casa Platas es la referencia del lugar. Son unos veinticinco minutos en coche para un cocido de los que no se olvidan. Alberto es el maestro de ceremonias y Estrella, la reina de los fogones. También se conoce como Casa Miró por el patriarca de la familia. Alberto ofrece el clásico cocido, con los míticos grelos de Xestoso (Monfero). El chorizo es casero, contundente. «Primero servimos la sopa para preparar el motor del estómago y luego el cocido, a entrar a matar. No faltan las filloas», explica Alberto. Las filloas en estas fechas son por encargo. En Antroido estarán incluidas en la carta. Para el cocido también es conveniente llamar para reservar. Nada mejor para cerrar el homenaje que unos chupitos de licor café, de licor de hierbas o de aguardiente tostado. Casa Platas tiene el valor añadido de que se encuentra en medio de un valle de ensueño, junto al tajo del río Mandeo. Comida y paisaje por el mismo precio. Arteixo y Carral Pero, desde A Coruña, son otras las referencias clásicas para atacar al cerdo. Casa Lola es un mito en Arteixo. En este establecimiento faltan unos días, hay que esperar al Antroido, para que empiecen a servir el plato nacional. En el Mesón de Hervés, un local emblemático de Carral, llevan todo el mes sirviéndolo. Sus propietarios afirman que lo que priman son las laconadas, de las que se venden una docena al día como media. Además, es uno de los platos típicos en las reservas que se hacen para las comidas de empresa. La propuesta es sopa de cocido, lacón, grelos, uña, codillo, chorizos, patatas y garbanzos por poco más de 20 euros. Aseguran que los cocidos son algo «más serio» y se programan una vez a la semana hasta marzo o abril. Aquí la tarifa sube hasta los 27 euros.En Culleredo, otra cita, es en el local de las telefonistas, frente a la casa consistorial. Se llama así porque era el único teléfono que había en el municipio. Por allí se deja ver el alcalde del municipio, Julio Sacristán, por ejemplo.