El Aquarium sale a faenar

FRANCISCO DOMÉNECH A CORUÑA

A CORUÑA

Más de cuarenta pesqueros colaboran en la captura de peces comunes en la plaza pero inéditos en los acuarios Fiel a su objetivo de convertirse en un singular mercado donde los peces que cocinamos nos miran a los ojos, la Casa de los Peces mantiene una estrecha colaboración con pescadores de toda Galicia. Más de cuarenta barcos se vuelcan desde hace dos años en el programa de capturas y compaginan su actividad normal con una extraña, la de pescar animales vivos. Es una delicada operación, cuyo coordinador compara con los trasplantes del Juan Canalejo. Los daños en la piel, el estrés y el ascenso rápido desde las profundidades son los enemigos de unos animales sobre cuya vida en cautividad no hay nada escrito.

31 jul 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

En el otro extremo de la ciudad está el centro neurálgico de una operación similar a los trasplantes de órganos que se realizan en el Hospital Juan Canalejo. La comparación la hace Joaquín Villoch, cordinador del programa de capturas del Aquarium Finisterrae, para dar una idea de la complejidad del proceso. La colaboración con una red de pesqueros de toda Galicia requiere estar en alerta durante las 24 horas. En cualquier momento puede recibirse la llamada de un patrón con la noticia de que tiene uno de los cromos que le faltan a la Casa de los Peces en su colección de especies autóctonas de Galicia. Cien kilómetros de viaje en plena madrugada son pocos si al final espera un sanmartiño vivo. El proceso es como una contrarreloj, en la que que el tiempo juega en contra de los animales. Cuanto antes lleguen al Aquarium, más probabilidades tienen de sobrevivir al período de cuarentena y llegar a las salas de exposición. Su otro gran enemigo son las artes de pesca, pensadas para matar en grandes cantidades. Y a los peces no les van las aglomeraciones, muchos mueren de estrés en la red. A su favor juegan el entusiasmo y la dedicación de los pescadores y del equipo de capturas. Esfuerzo de los pescadores El coordinador, Joaquín Villoch, se deshace en elogios hacia la tripulación de los barcos artesanales de bajura que colaboran en el programa. Con muchos de estos marineros Villoch compartió aula en la Universidad Laboral durante más de veinte años, y ahora el profesor se emociona con sus antiguos alumnos: «Se han volcado con el acuario, lo que han hecho no tiene precio». Pero se les paga. Y a un precio por pieza superior al valor del mercado. Así se compensa que hagan un hueco en su faena o que incluso salgan a pescar en exclusiva para la Casa de los Peces. La colaboración se abre el próximo 16 de agosto a los ciudadanos que participen en el II Premio de Pesca del Aquarium. El daño de los anzuelos suele ser insignificante.